El presidente nacional de la Sectorial del Ajo de Asaja, Miguel del Pino, ha afirmado que, no obstante, “la calidad va a ser buena porque afortunadamente no está lloviendo en la recolección, que es cuando es peligrosa la lluvia porque se ponen negros las capas del ajo y hay que venderlo como destrío con un precio mucho más bajo que la calidad normal”.
En relación con la campaña anterior, se produce por tanto una bajada en la producción al haber menos superficie plantada; si bien la calidad, en general, es igual de buena que el año pasado, aunque se observa un menor tamaño este año.
Y es que los años anteriores, la superficie de siembra se mantenía en 2.000 hectáreas, pero este año se ha reducido temiendo debido principalmente al miedo que los ajeros tenían a la ausencia de aguas en los pantanos y la poca seguridad que había de lluvia.
En este sentido, Del Pino explica que el ajo es un cultivo caro, alrededor de 12.000€ hectárea y, “por eso, es necesario asegurar el agua porque, si no se tiene, puede ser una ruina”. Añade que, aunque el ajo precisa muy poca agua en relación con otros cultivos, la necesita en su momento y, si no se tiene, lógicamente habrá menos quilos y menor calidad.
COMITÉ MIXTO FRUTAS Y HORTALIZAS
Por otra parte, el 31 de mayo se celebró en Lisboa el plenario del Comité Mixto Frutas y Hortalizas donde participó también Miguel del Pino como representante nacional del Ajo de Asaja y como uno de los representantes del Grupo de Contacto del Ajo, cuya última reunión fue el pasado 28 de abril en Francia.
En esta reunión, en la que participaron los representantes de todos los grupos de contactos de los diferentes cultivos, también participaron miembros de los ministerios de Agricultura de los países que forman de este Comité Mixto de Frutas y Hortalizas, habiendo asistido el secretario general de Agricultura y Alimentación, Fernando Miranda.
Dentro del Grupo del Ajo, se trasladó lo tratado el mes anterior en Francia, es decir información sobre el desarrollo de la campaña en curso por países, análisis de la situación actual del mercado mundial, previsión de cosecha para 2022, análisis comparativo de la situación de disponibilidad de productos fitosanitarios para el cultivo del ajo, aportación de datos para la elaboración del Estudio Europeo del Coste de Producción del Ajo Congelado y análisis de situación del etiquetado de origen.
Las principales conclusiones fueron la inquietud por el fuerte incremento de los costes de producción del ajo, debido a la subida del precio de todos los insumos (carburantes, embalajes, fertilizantes, otros materiales, etc.) y por la presión de la gran distribución para no subir los precios al consumidor.
También, la gran preocupación por la falta de materias activas autorizadas para luchar contra plagas y enfermedades. En este sentido, piden a las administraciones que defiendan conjuntamente el mantenimiento de sustancias para los que no existan alternativas. El fungicida Tebuconazol ha sido identificado por Italia, Francia y España como esencial para el tratamiento de la Roya, por lo que debe mantenerse su uso más allá de 2023. Igualmente, piden la autorización de nuevas moléculas para el cultivo del ajo, que ya estén autorizadas para otros cultivos, o de nueva creación y las derogaciones necesarias para el cultivo, en aplicación de una especie de “artículo 51” conjunto.
Miguel del Pino concluyó que han salido “satisfechos y esperanzados en que nos autoricen provisionalmente esos productos sanitarios temporalmente hasta que encontremos sustitutos autorizados que tengan el mismo efecto”