Innovación varietal
Cooperativa La Palma, bajo la dirección de Pedro Ruiz, su presidente, ha apostado siempre por una colaboración estrecha con las casas de semillas. “Les transmitimos lo que busca el consumidor, un tomate, a través de nuestra experiencia en el mercado, distribuidores y la investigación que realizamos con nuestro panel de cata”, explica Ruiz. Este enfoque colaborativo permite desarrollar estrategias conjuntas para crear un tomate de excelencia, abarcando aspectos como el sabor, tipología, aporte nutricional o seguridad alimentaria.
La innovación es fundamental en todos los aspectos del cultivo y la producción del tomate. Hace 40 años, las prácticas agrícolas eran muy diferentes. Hoy en día, con tecnologías avanzadas en riego, control climático y manejo de cultivos han permitido a los agricultores ser más operativos, productivos y seguros. En La Palma, el 90% de los programas operativos se invierte en la implementación de tecnología para mejorar los invernaderos, permitiendo a los agricultores ser más competitivos frente a mercados como Marruecos y Países Bajos.
A pesar de la inflación, las innovaciones en La Palma no se han frenado. Cada año, se ensayan alrededor de 500 nuevas variedades de tomate, analizando su resistencia, calidad gustativa, productividad y otros factores. La cooperativa cuenta con un innovador laboratorio para garantizar un tomate que satisfaga la demanda del mercado y mantenga la competitividad.
Un reto significativo es el virus del rugoso, una amenaza agresiva para las plantaciones de tomate. Ruiz reconoce que las empresas de material genético han respondido de manera ejemplar, “en La Palma, estamos probando nuevas variedades resistentes y hemos implementado medidas preventivas de control de semillas, higiene en invernaderos y desinfección de estructuras desde que apareció el virus hace seis años”.
Consumo
El comportamiento del consumidor también ha cambiado debido a la inflación, entre varios motivos. El consumo de frutas y hortalizas ha disminuido más del 13% en España y casi un 40% de los jóvenes europeos de 15 a 34 años no consume frutas ni hortalizas. Ruiz considera injusto que siempre se señale a los productos agrícolas en discusiones sobre el IPC. “Los costes de las materias primas han aumentado, pero no hemos trasladado estos incrementos al precio final, sino que los hemos asumido”, subraya. Además de centrarse en el consumidor final, es crucial trabajar en toda la cadena de valor del tomate, desde el agricultor hasta el consumidor. “Debemos trabajar de manera alineada en toda la cadena, si uno de estos eslabones no es rentable o viable, la sostenibilidad del producto se ve comprometida”, remarca Pedro, porque es la única vía de ofrecer un producto premium y atractivo para el consumidor.
Para aumentar el consumo de frutas y hortalizas entre los jóvenes, desde La Palma apuntan a realizar más campañas de educación y divulgación sobre sus beneficios. España, como líder en producción agrícola de calidad, debe hacer que estos productos sean más accesibles en la cesta de compra diaria y trabajar para que los jóvenes comprendan su importancia para una dieta saludable.