Partir de unos buenos datos del 2021 siempre ayuda a tener un planteamiento más abierto y optimista de cara al 2022 (muy buenas cifras en exportaciones y algo menores en consumo interno), fijando un punto de partida muy interesante y propicio para crecer y evolucionar. No obstante, no debemos dejar en el olvido los importantes retos que se están planteando y que deberán gestionarse en los años venideros.
Sin establecer una prioridad u orden de importancia, me gustaría empezar por subrayar la especial incidencia de la irrupción profunda y directa de la sostenibilidad en sus diferentes acepciones y ámbitos. Me parece un concepto clave y vital que deberá estar integrado en la estrategia de las empresas y sobre el que emprender acciones junto a una comunicación adecuada (storytelling y storydoing).
La continuidad en la implementación de la estrategia ‘Farm to Fork’, dentro de la política general de la UE respecto del Green Deal, tiene su foco en el consumidor y sus necesidades. Hay fechas y objetivos claros con afectación directa a conceptos como la agricultura ecológica, que continuará incrementando su importancia y vigencia, con una exigencia colectiva clara al cumplimiento por parte de países terceros que comercialicen en el territorio de la UE.
La transformación digital, entendida como concepto amplio que abarque toda la cadena de valor (tanto a la parte productiva como a la industrial y la comercializadora con capacidad para poder gestionar información que aporte valor -toma de decisiones- y transparencia a todo el ecosistema), debe acelerar su implementación mediante proyectos integrales e integradores con el importante acicate de la amplia financiación disponible y teniendo en cuenta a las personas como núcleo del proyecto (precisión, predicción, previsión).
La innovación en sus diferentes ámbitos, por ejemplo, con las nuevas exigencias en el envasado (¿retorno del granel?, ¿alternativa al plástico?…) o bien la reducción del desperdicio alimentario, así como la generación de nuevas fuentes de proteína junto a la aplicación práctica de la biotecnología para la alimentación de precisión (nutrir en lugar de alimentar) permiten, junto a toda una diversidad de aplicaciones, la generación de amplios ecosistemas disruptivos englobados en los términos Agrotech y Foodtech. Estos son capaces de evolucionar y producir cambios en cortos espacios de tiempo, escalables y operativos.
Debe acelerarse la implementación de la transformación digital mediante proyectos integrales e integradores
Nuevas formas de financiación, junto con una mayor irrupción de entidades no habituales en nuestro sector (fondos de inversión, capital riesgo…), han visto y continuarán viendo su atractivo para invertir (ahondando más en partes primarias de la cadena de valor). Ello implicará una gestión diferente y la necesidad de supervisión y transparencia que evite potenciales riesgos y polos de concentración.
Y hablamos de concentración y esfuerzo en el presente y en el horizonte cercano por el incremento de costes de los insumos (materia prima, logística, energía, envases, embalajes…); y, sobre todo, por la capacidad para transmitir esos aumentos a la cadena de valor. Es decir, eslabones posteriores y más cercanos al consumidor con cada vez mayor grado de polarización. Establecer procesos de negociación, buscar eficiencias, generar sinergias y tamaño, diferenciación y apostar por fomentar marca serán estrategias a poner en práctica.
Es necesario destacar las fortalezas del sector, con esa gran capacidad de vertebración e integración del territorio, que permitan afrontar los retos y transformar las debilidades. Adquirir más importancia, más voz y más peso en un entorno que es idóneo, con la palanca de cambio que suponen los Fondos Next Generation. Hay que aprovechar esta magnífica oportunidad.
Proyectos tenemos y donde aplicarlos también para que se reconozca no sólo nuestro producto, valorado y apreciado, sino al sector en sí.