Enza Zaden organizó ayer un nuevo webinar bajo el título ‘The Future of Lettuce: Connecting Technology, Environment & Business’, en el que se analizaron la situación actual de este cultivo en Europa, tendencias de consumo y se hizo especial hincapié en las perspectivas de crecimiento que existen para esta hortaliza en el mercado bio. Para ello, la jornada contó con el analista de mercado Hans Verwegen y con Christof Flörchinger, Regional Sales Director Mid Europe en Enza Zaden.
Verwegen constató cómo, al igual que sucediera en Estados Unidos hace años, la lechuga Iceberg está en claro declive en prácticamente toda Europa, mientras las babyleaves y Mini Romanas crecen progresivamente.
La producción total de lechuga en la Unión Europea (UE) y Reino Unido oscila entre los 3.000 y 3.500 millones kg, y el consumo per capita alcanza los 6,5 kg al año, o lo que es lo mismo, 125 gramos a la semana. La condición de España como ‘Huerta de Europa’ hace que nuestro país exporte entre el 80-90% de su producción anual de lechuga, alcanzando una cuota de mercado en la UE del 25%.
Sin embargo, y a pesar de estas alentadoras cifras, el sector se enfrenta a problemas como el cambio climático y la constante subida de las temperaturas, la cada vez mayor incidencia del tip burn en los cultivos, los escasos recursos hídricos y, por si fuera poco, la escasez de mano de obra que, en países como Reino Unido, está trayendo consigo la aplicación de nuevos desarrollos para la recolección mecánica. Todo ello obliga a las casas de semillas a ser más resilientes, aportando variedades mejor adaptadas a las nuevas condiciones de cultivo y también a las actuales tendencias de consumo.
En este sentido, Verwegen apuntó al convenience, la salud y los productos de indulgencia, con nuevos sabores y texturas, como los principales drivers de consumo actuales y que, en el caso de la lechuga, podrían traducirse en un refuerzo del fresh cut y la gama bio. Con respecto a la primavera de estas oportunidades, el experto afirmó que, a partir de ahora, “el precio importará menos y el consumidor pondrá el foco en aspectos como la seguridad alimentaria, la higiene y frescura del producto”. Sin embargo, lamentó que, al menos de momento, “la IV Gama bio, resultado de combinar ambas tendencias, no está muy introducida en el retail europeo”.
El mercado ecológico
De él habló largo y tendido Christof Flörchinger, Regional Sales Director Mid Europe en Enza Zaden, que destacó el papel de Alemania como principal consumidor de bio en Europa. “Junto con Francia, suponen más del 50% del consumo total”, afirmó. Como ejemplo del auge de este mercado, apuntó al caso de España, que ha duplicado su gasto en ecológico en apenas cuatro años, pasando de 1.000 a 2.000 millones de 2015 a 2019.
Asimismo, durante el confinamiento, en países como Alemania no sólo aumentó el consumo de frutas y hortalizas, sino también el de bio, que creció un 20%. Es más, en apenas dos años, este país ha duplicado su consumo de ecológico. La situación es tal que, para Flörchinger, “el ecológico se ha convertido, incluso, en una cuestión política”, amparada por la nueva estrategia europea ‘De la Granja a la Mesa’.
Pero, ¿cuáles son las exigencias de los consumidores de alimentos ecológicos? Según Flörchinger, éste demanda sostenibilidad, productos saludables, de calidad, seguridad alimentaria y se decanta, además, por la proximidad (local to local).
Llegados a este punto, el papel de las casas de semillas vuelve a cobrar relevancia. De ellas depende ‘convertir’ esas demandas de los consumidores en variedades que, agronómicamente, también satisfagan al resto de eslabones de la cadena de valor agroalimentaria, desde el agricultor (aportando variedades productivas que contribuyan a mejorar su rentabilidad) hasta el supermercado (que busca un suministro garantizado de productos sanos).