Al inicio de la campaña de fruta de hueso en Extremadura, todo apuntaba a que podría ser un buen ejercicio: los volúmenes eran menores que hace un año, propiciando mejores precios, la calidad era buena y, además, el consumidor demandaba fruta de hueso.
Semanas más tarde, y con la campaña a pleno rendimiento, la falta de acuerdo entre patronal y sindicatos para la firma del convenio del campo, prevista el pasado 17 de junio, y la convocatoria de huelga por parte de UGT y CCOO para los días 1, 2 y 3 de julio han ensombrecido el ejercicio.
“La huelga puede suponer un grave daño para el sector en estos momentos”, lamenta Miguel Ángel Gómez, director gerente de Afruex, quien critica que, tras meses de negociaciones, “los sindicatos hayan esperado a que llegue la fruta como fórmula de presión”.
En este punto de la campaña, en Extremadura se recolectan diariamente entre 5.000-6.000 toneladas de fruta, lo que, en el caso de que la convocatoria de huelga siga adelante, podría suponer hasta 18.000 toneladas que, si no se cosechan en el momento adecuado, podrían tener una difícil salida comercial.
¿La firma del convenio?
Patronal y sindicatos alcanzaron un acuerdo el pasado 4 de junio y fijaron la fecha para la firma del nuevo convenio: el miércoles, 17 de junio. Todo iba según lo previsto hasta que, a punto de firmar el acuerdo, APAG Asaja Extremadura dio un paso atrás porque, según explicaron, “los sindicatos pretendían incluir unas tablas salariales que no habían sido previamente acordadas”. Para UGT y CCOO, sin embargo, es norma general que cada convenio colectivo que entra en vigor incluya la publicación de los salarios.
Todo quedó paralizado en ese instante y, aunque los sindicatos prevén la celebración de un acto de mediación el próximo lunes, 22 de junio, fuentes de APAG Asaja Extremadura han afirmado en declaraciones a la revista MERCADOS que “eso lo han dicho los sindicatos, pero no sabemos quién va a ir”.
La puntilla a la campaña
Las tres jornadas de huelga anunciadas por los sindicatos se suman al revés que han supuesto para el sector extremeño las dificultades impuestas ahora por Brasil para la exportación de ciruela.
En este sentido, y según ha explicado esta semana Unión de Uniones, el país sudamericano exige ahora un certificado fitosanitario que acredite el tratamiento de la ciruela con bromuro de metilo, así como que ha sido inspeccionado y libre de Lebesia Botrana. El bromuro de metilo es un producto altamente perjudicial para la salud humana y el medio ambiente, y su uso está prohibido en la UE desde hace unos 15 años.
Extremadura envió la campaña pasada 1.000 contenedores de ciruela a Brasil, volumen que, este año, tendrá que dirigirse a otros mercados.