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Alimentación

¿Ha conseguido el aumento del IVA de bebidas azucaradas reducir su consumo?

El aumento de este impuesto para las bebidas azucaradas y edulcoradas, que pasó del 10 % al 21 %, produjo una caída del consumo de casi 11 litros anuales por hogar, sobre todo en los que hay niños. Artículo realizado por Miguel Ángel Lurueña Martínez para el portal Consumer de Eroski.

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Por Miguel Ángel Lurueña Martínez

En enero de 2021 el Gobierno subió el IVA de las bebidas azucaradas y edulcoradas del 10 % al 21 % para desincentivar su consumo y combatir así el sobrepeso y obesidad. Casi dos años después, un estudio ha evaluado la utilidad de esta medida, mostrando que es efectiva para reducir el consumo en algunos casos: los hogares con menor poder adquisitivo consumieron casi 11 litros menos en un año.

Subir los impuestos es una medida impopular que normalmente genera rechazo entre buena parte de la población. Pudimos ver un pequeño ejemplo a comienzos de 2020, cuando el Gobierno anunció la intención de incrementar los impuestos de los alimentos insanos, lo que generó intensas discusiones.

Al final, la medida que se aplicó fue la de aumentar el IVA de las bebidas azucaradas y edulcoradas, que pasó del tipo reducido (10 %) al tipo general (21%). La decisión se anunció a finales de ese mismo año y comenzó a aplicarse poco después, en enero de 2021, lo que probablemente explica que pasara desapercibida para mucha gente. Ahora, casi dos años después, un estudio realizado por el Centro de Políticas Económicas de Esade (EsadeEcPol) evalúa su efectividad.

¿Por qué subir el IVA solo a los refrescos?

Una pregunta que se hace mucha gente es por qué la subida de impuestos se ha aplicado a los refrescos y no a otros alimentos insanos. El principal motivo es que se trata del producto sobre el que hay evidencias más sólidas y más numerosas en cuanto a su relación con problemas de salud, como diabetes tipo 2, caries, obesidad y enfermedades cardiovasculares, lo cual se debe en gran medida a su elevado contenido de azúcar.

El azúcar es precisamente uno de los ingredientes que más preocupa en los últimos años, debido a la publicación de estudios que relacionan el consumo habitual o excesivo de esta sustancia con el desarrollo de problemas de salud, como los que acabamos de enumerar. A esto hay que sumar que cada vez somos más conscientes del elevado contenido de azúcar presente en algunos alimentos y en el conjunto de nuestra dieta, gracias, en parte, a que desde el año 2016 es obligatorio mostrar la información nutricional en el etiquetado.

Elevado consumo de azúcar

Así, datos correspondientes al año 2017 indican que niños y adolescentes (9-17 años) consumen en torno a 50 gramos de azúcares añadidos cada día, mientras que los adultos (18-64 años) toman unos 33 gramos, lo que equivale a 11 y 7 cucharaditas de azúcar, respectivamente. Dicho de otro modo, en un año, un niño ingiere el equivalente a su propio peso en azúcares añadidos (unos 18 kg).

La principal fuente de azúcares añadidos en adolescentes y adultos son precisamente los refrescos (suponen un 30 % y en torno a un 25 % respectivamente), mientras que en niños también tienen un importante peso (suponen en torno a un 18 %).

Para hacernos una idea, un litro de refresco contiene de media en torno a 90-100 gramos de azúcar, es decir, unas 20 cucharaditas. Si tenemos en cuenta que en España cada persona consume unos 40 litros de refrescos cada año, significa que ingiere alrededor de 3-4 kg de azúcar en ese periodo de tiempo, solamente a partir de estas bebidas.

Un grave problema de salud

Sin ánimo de alarmar, mostramos a continuación algunos datos para exponer el problema al que nos enfrentamos:

  • En España, y en el mundo, las enfermedades cardiovasculares suponen la primera causa de muerte. En 2020 casi 120.000 personas fallecieron por esta causa en nuestro país.
  • La prevalencia de diabetes en España es del 14,8 %, es decir, afecta a unos 5,1 millones de personas adultas (una de cada siete), lo que supone la segunda tasa más alta de Europa.
  • En España, cerca del 55 % de la población adulta sufre exceso de peso, mientras que en la población infantil entre 6 y 9 años, el porcentaje ronda el 40 %.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva años advirtiendo de estos problemas, hasta el punto que califica la obesidad como la pandemia del siglo XXI y señala que se asocia a numerosas complicaciones de salud, entre las que se encuentran precisamente las que acabamos de citar: diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.

Múltiples causas, además de la dieta

Las causas de estos problemas de salud son muy complejas, de modo que en su desarrollo intervienen infinidad de factores, entre ellos, factores ambientales (por ejemplo, disponibilidad de alimentos saludables, legislación y políticas de salud, publicidad, información, etc.) y factores personales (por ejemplo, factores genéticos, actividad física, conocimientos, nivel socioeconómico, etc.).

Es decir, no podemos señalar la dieta insana en general ni los refrescos en particular como las únicas causas detrás de estos problemas, pero, sin duda, tienen una influencia importante, tal y como apuntan numerosos estudios publicados en los últimos años.

Por eso la OMS recomendó en 2016 aplicar políticas fiscales para desincentivar su consumo. En concreto, indicaba que un aumento de al menos el 20 % del precio de venta al público de estas bebidas podría redundar en una reducción proporcional del consumo.

El impuesto a las bebidas

La decisión de gravar con impuestos las bebidas azucaradas ha sido adoptada por numerosos países (México, Portugal, Hungría, India, Irlanda, Francia, Perú, Polonia , etc.), así como en algunas regiones concretas de determinados países; por ejemplo, ciudades de Estados Unidos, como Berkeley o Filadelfia. En nuestro entorno también tenemos un precedente, dado que Cataluña implantó esta medida en el año 2017.

No se ha llevado a cabo un seguimiento en todos estos territorios para conocer el impacto de la medida, pero en la mayoría de los lugares donde sí se ha hecho, se ha observado un descenso del consumo de este tipo de bebidas. Ahora, casi dos años después de su implantación en España, toca ver si también ha sido efectiva en nuestro país.

Resultados de subir el IVA a los refrescos

El estudio que evalúa el impacto de esta medida muestra que, tal y como era de esperar, la subida del IVA repercutió sobre el precio de venta al público (un 96 % de la carga impositiva se trasladó a los precios finales), que sufrió un aumento medio por litro de 12 céntimos. Para descartar que la subida se hubiera producido por otros factores, se comparó con la evolución del precio del agua embotellada y se tuvieron en cuenta datos como el índice de precios al consumo (IPC).

Hay que aclarar que en España la subida del IVA solo se aplicó a las bebidas que se venden en los comercios minoristas, excluyendo las bebidas consumidas en bares y restaurantes para no afectar negativamente a la recuperación del sector tras la pandemia de covid-19.

Caída de consumo de refrescos

Según muestra este estudio, en los hogares con menor nivel económico la subida del IVA produjo una caída del consumo de casi 11 litros de refrescos por hogar y año, pasando de 83 litros en 2020 a 72 litros en 2021, es decir, una caída del consumo del 13 % como consecuencia de un incremento de precios cercano al 10 % (cifras equiparables a las que predecía la OMS).

  • El 80 % de la caída del consumo no se debe a que haya menos hogares que toman refrescos, sino a que se beben menos refrescos en los que ya los consumían antes.
  • Además, la reducción es más acusada en los hogares con niños (casi 25 litros) que en los hogares sin niños (6,3 litros). Antes de adoptarla, en los primeros se ingerían 125 litros por hogar, mientras que en los segundos se consumían 70 litros.

Así pues, es un resultado positivo, considerando que uno de los objetivos de esta medida es combatir la obesidad infantil y que este problema es más grave en los hogares con menos ingresos (entre los niños de familias con menos ingresos se registra un 47 % de exceso de peso, frente al 34 % de los niños pertenecientes a familias con mayores ingresos).

Hay que señalar que en el estudio se tomaron como grupo control las regiones donde este aumento del IVA no se produjo (Islas Canarias, Ceuta y Melilla). Esto permite atribuir el descenso del consumo registrado en el resto de las regiones al efecto de la subida del IVA y descartar otros posibles motivos como la crisis económica.

¿Sería mejor incentivar el consumo de alimentos saludables?

Ante estas medidas muchas personas se preguntan si, en lugar de aumentar el IVA de los refrescos, no sería mejor incentivar el consumo de alimentos saludables, por ejemplo, reduciendo su IVA. Sin embargo, no parece una medida muy efectiva porque la mayoría de estos alimentos ya tiene un IVA superreducido (4 %), así que reducirlo aún más (eximirlos de IVA) tendría una repercusión poco significativa sobre el precio.

Por ejemplo, un kilo de manzanas costaría 1,92 euros en lugar de 2 euros. Y es de suponer que esto tendría poca repercusión sobre los hábitos de consumo, considerando que los precios de los alimentos insanos son más bajos (el precio medio de un litro de refresco es de 1,4 euros).

Es decir, la idea es encarecer los precios de los productos insanos para desplazar el consumo hacia los saludables. Y en este sentido parece más efectivo subir el IVA del 10 % al 21 % en los primeros que bajarlo del 4 % al 0 % en estos últimos, porque la primera opción tiene una mayor repercusión sobre el precio.

¿Por qué se aplica también la subida a los refrescos sin azúcar?

Esta es otra de las preguntas que se hacen muchas personas. Si se supone que está encaminada a reducir la obesidad actuando sobre el impacto de las bebidas azucaradas por su contenido en azúcar, ¿por qué se aplica también la subida del IVA a los refrescos edulcorados, que no contienen azúcares añadidos?

Si solo se hubiera aplicado esta subida a los refrescos azucarados, lo más probable es que el consumo se hubiera desplazado hacia los refrescos edulcorados, tal y como ocurrió en lugares como Cataluña. Así, aplicando también el incremento del IVA en estos últimos, lo que se pretende es sustituir el consumo de refrescos, con o si azúcar, por otras bebidas saludables, como el agua.

Y es que hay que tener en cuenta que en los hogares donde el consumo es elevado, estas bebidas no se destinan a un momento puntual, sino que se toman cada día; por ejemplo, para acompañar las comidas, en sustitución del agua.

Muchas personas se preguntan qué tienen de malo los refrescos con edulcorantes, si no contienen azúcar, no aportan calorías y no son cariogénicos. Es cierto que gozan de estas características, pero eso no significa que sean saludables.

Su consumo puede desplazar el de otras bebidas que sí son saludables, como el agua. Además, pueden desviarnos de una buena dieta, dado que sus sabores intensos pueden hacernos rechazar alimentos saludables, que suelen tener sabores más suaves. Por otra parte, la ingesta de estas bebidas se asocia al consumo de alimentos insanos, tal y como veremos a continuación.

El efecto contagio de los refrescos

Cuando bebemos un refresco solemos acompañarlo de alimentos insanos, como patatas fritas, pizza o hamburguesas, y no de alimentos saludables, como manzanas o peras. Esto se destaca en el informe de Esade donde se muestra una elevada correlación entre el gasto en refrescos y el gasto en snacks (especialmente patatas fritas), mientras que esa relación es mucho menos estrecha o incluso inexistente entre el consumo de refrescos y el de frutas. Por eso es lógico pensar que el descenso en el consumo de refrescos podría repercutir también sobre el consumo de esos alimentos insanos.

Y es precisamente lo que refleja el estudio, donde se muestra que los hogares de menor nivel económico redujeron su gasto en snacks aproximadamente un 10,5 % en un año, es decir unos 5 euros por hogar y año.

Esto pone de manifiesto una cuestión importante: la aplicación de una sola medida, como es la subida del IVA a los refrescos, puede tener un efecto contagio sobre otros productos insanos (en este caso los snacks) y repercutir positivamente sobre los hábitos de consumo.

¿Y ahora qué?

Queda claro que la subida del IVA a los refrescos es efectiva para reducir el consumo. Pero aún falta por ver si esto tiene repercusiones significativas sobre la salud pública. Es de esperar que así sea, aunque todavía es pronto para saberlo. En cualquier caso, para lograr cambios importantes en este aspecto es necesario que esa medida vaya acompañada de otras políticas de salud.

Fuente: Eroski Consumer 

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