«Seguir vendiendo tomate es una ruina»
El tomate, el cultivo agrícola por excelencia de Palomares (Almería) desde hace más de 50 años -primero con caña y después bajo malla- ha pasado a ser casi testimonial.
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La crisis de precios, el incremento de los costes de producción, principalmente el agua y la competencia marroquí han provocado que la SAT Tomasol, una de las principales empresas de la zona, no haya cultivado esta campaña ni una sola mata de su tradicional tomate suelto que se exportaba a Europa.
Al contrario que esta roja hortaliza, Tomasol ha ido incrementando en los últimos años la plantación de coliflor hasta 120 hectáreas, un cultivo que siempre ha estado presente en la comarca del Levante, a través de unos pocos hortelanos de Antas y Cuevas, que sembraban y vendían en los mercados próximos.
Sin embargo, Tomasol ha apostado con fuerza por ese cultivo de hoja verde, extendiendo sus plantaciones a la zona de Venta Quemada en Granada, el Saltador de Huércal-Overa y La Ballabona de Antas, cubriendo la temporada desde octubre hasta abril.
El presidente de la comercializadora Tomasol, Pascual Soler, explica que “la coliflor al menos requiere una mayor especialización y no tenemos tanta competencia como con el tomate”. Y añade que “los costes con el tomate no podíamos seguir, era una ruina vendiéndolo por debajo de 35 céntimos, con un agua que pagamos a sesenta céntimos”.
Los agricultores de Palomares, no obstante, tienen el recurso de poder contar con agua de la desaladora de la Comunidad de Regantes de Cuevas del Almanzora que sufragada con dinero de los propios regantes hace ya varias décadas. Además de Tomasol, la primera comercializadora de Palomares es Agrícola Navarro, principal partícipe también de Tomasol, que comercializa también brócoli, sandía y otras variedades hortofrutícolas, y Candil, que hace también lechuga Iceberg y brócoli.
En cuanto a los invernaderos de malla que ha dejado libres el tomate temprano que empezaba a recolectar en septiembre, Tomasol, propiedad de ocho socios y 200 hectáreas, los está aprovechando para la siembra de pimiento, calabacín, pepino y guisante que se exporta en su gran mayoría.
Soler calcula que entre Almería y Murcia se han podido perder unas 10.000 hectáreas de superficie de tomate por la competencia de cultivos extracomunitarios.
En unos días, Tomasol comenzará también a cortar la sandía al aire libre más temprana que se cosecha en Europa y que se distingue por un sabor muy característico, aunque también recolecta una parte de producción bajo abrigo, tanto plástico como malla, desde finales de abril, en sus variedades rayada y negra con o sin pepitas.
El problema para los agricultores de la zona es el alto consumo de agua de la hoja verde, con un coste de 3.000 euros por hectárea y la competencia de zonas que antes no tenían sandía como Aguilas y Mazarrón. El brócoli ha crecido también en la comarca con empresas murcianas como la de Tomás Jara y la escarola de Quadraspania.
Fuente: La Voz de Almería