Este verano, el panel de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (IPCC) ha publicado su informe. Vamos mal en general, pero una de las regiones donde el impacto del cambio climático va a tener sus consecuencias más dramáticas es la región mediterránea. Como importante masa de agua prácticamente encerrada, el Mar Mediterráneo se degradará con mayor intensidad aún.
La naturaleza es sabia. La que avisa no es traidora. Para que los humanos nos demos cuenta de lo que nos espera, nos ha puesto un anticipo de la catástrofe venidera en otra masa de agua de tamaño aún más reducido, el Mar Menor. La urbanización incontrolada, el turismo desmedido y la agricultura desbocada nos han llevado a esta catástrofe.
Es verdad, como afirman los sindicatos agrarios murcianos, que muchos agricultores han hecho grandes esfuerzos para adoptar la lucha integrada y que la agricultura ecológica está en fuerte auge. Pero también es verdad que hay (según las fuentes) entre 4.000 y 10.000 hectáreas de regadío ilegales. Digo lo mismo que cuando se incendió en Seseña el mayor depósito (ilegal) de España de neumáticos y lo que ya he escrito sobre los pozos ilegales del entorno de Doñana: ilegalidades de esta magnitud no surgen de un día para otro y son el resultado de una dejación de responsabilidades por parte de las autoridades responsables, municipales y autonómicas, principalmente. ¡Y que conste que, en los 3 ejemplos que he puesto, hemos tenido autoridades tanto del Partido Popular como del Partido Socialista!
Una situación como esta no se revierte rápidamente. Los nitratos que ahora llegan al Mar Menor resultan en buena parte de malas prácticas del pasado. Esto no quiere decir que no haya que hacer nada hoy, sino que hay que ser conscientes de los plazos necesarios para obtener resultados.
En este tema (como en el de la pandemia del COVID, los organismos genéticamente modificados o la técnica CRISPR), lo más sensato es escuchar a la comunidad científica y que las decisiones políticas que se deben tomar estén basadas en el mejor conocimiento científico disponible.
En este caso, hay unanimidad tanto entre mis compañeros del CSIC como en la Universidad de Murcia. No son tiempos para negacionistas y timoratos, ha llegado la hora de los Políticos valientes, con P mayúscula. Como siempre, el no haber actuado a tiempo va a obligar a adoptar medidas drásticas con consecuencias económicas y sociales importantes. El anuncio del pasado viernes, 27 de agosto, de que la Comunidad Autónoma, en el uso (tardío) de sus competencias, sancionará con hasta 50.000 euros el uso de fertilizantes con nitratos (que hasta ahora afectaba a la franja de 1.500 metros que rodea el Mar Menor) en toda la zona 1, que abarca 11.000 hectáreas, es un primer anuncio. No será el último, me temo.
Los agricultores son denunciados por muchos como los responsables de esta catástrofe. En mi opinión, son víctimas en un callejón sin salida en donde les han encerrado líderes políticos y sindicales cortoplacistas. Son las primeras víctimas de un desarrollo productivo excesivo e insostenible. Desgraciadamente, no serán las únicas.