Theresa May se enfrenta a la penúltima prueba del calvario que decidió asumir hace dos años. Los equipos negociadores de Londres y Bruselas han cerrado finalmente un acuerdo de salida de Reino Unido de la UE, unas 500 páginas llenas de aspectos técnicos en las que, entre otras muchas cosas, se intenta dar una solución al principal escollo de todos estos meses, Irlanda del Norte.
La primera ministra ha comenzado a convocar este martes a última hora a todos sus ministros para explicarles, uno a uno, los detalles del acuerdo. Será el modo de calcular si va a contar con los apoyos suficientes en el seno de su propio Gobierno para aprobar el pacto con Bruselas. Si lo considera posible, este mismo miércoles, a primera hora de la tarde, se convocará un Consejo de Ministros formal que ponga el sello definitivo al Brexit.
Los líderes unionistas norirlandeses del DUP, el principal soporte parlamentario que permite a May tener una mayoría en Westminster, también fueron convocados al 10 de Downing Street. Su apoyo es fundamental para que el acuerdo tenga posibilidades de salir adelante cuando sea enviado al Parlamento británico para su aprobación.
El pacto alcanzado en Bruselas contempla la opción de última hora que presentó el equipo de May para evitar el propósito inicial de los negociadores de la UE de que Irlanda del Norte se mantuviera dentro de la Unión Aduanera. Era el modo de impedir un desenlace no querido por nadie: que se estableciera una frontera dura entre las dos Irlandas que llevara a la desestabilización de la paz alcanzada en los Acuerdos de Viernes Santo. Sin embargo, Gobierno de Reino Unido consideraba que esta solución atentaba contra la integridad territorial del país. La propuesta de May, finalmente, fue mantener todo Reino Unido dentro de la Unión Aduanera durante el periodo de transición de dos años acordado para después de la fecha de entrada en vigor del Brexit, el próximo 29 de marzo. Y si era necesario, una prolongación de varios meses de ese periodo transitorio hasta que Londres y Bruselas acordaran la relación comercial futura de la UE y Reino Unido.
Fuentes citadas por varios medios británicos aseguran que esta es la solución finalmente contemplada en el acuerdo, aunque se incorporan ciertas disposiciones regulatorias que afectan específicamente al territorio de Irlanda del Norte. May tendrá que emplearse a fondo para que los unionistas norirlandeses acepten esa excepcionalidad.
Los ministros podrán ver el borrador, pero no se les dará una copia. Está por ver si se les aclarará la principal duda —el principal escollo, para muchos de ellos— que se ha suscitado en los últimos días. Esto es, si se contempla la posibilidad de que Reino Unido pueda abandonar unilateralmente la Unión Aduanera cuando lo desee, si se establecerá un mecanismo de intermediación a ese respecto en el que las dos partes tengan voz o si, como reclamaba Bruselas y se negaban en redondo los euroescépticos, la última palabra la tendrá el Tribunal Europeo de Justicia.
Los representantes de los Veintisiete han sido convocados a una reunión este miércoles para hacer balance del diálogo sobre el Brexit, según fuentes diplomáticas. El encuentro estaba previsto inicialmente para hablar con la Comisión Europea de las medidas de contingencia ante un posible divorcio sin acuerdo con Londres, pero a última hora se ha añadido en la agenda el análisis del estado de las negociaciones.
Fuente El Pais