El cambio climático ya no puede considerarse una potencialidad, sino una realidad concreta que afecta cada vez más la productividad y el rendimiento agrícola en España, en la Unión Europea y en todo el mundo. Los fenómenos meteorológicos extremos unidos a la proliferación de nuevas plagas y enfermedades, están impactando la producción y el rendimiento económico de los agricultores.
Planes y flexibilidad
El Acuerdo de París de 2015 en la COP21 fue una llamada de atención para limitar el aumento de la temperatura global. En la Unión Europea, esto se tradujo en iniciativas como el Pacto Verde Europeo o la Estrategia “De la Granja a la Mesa”. Sin embargo, estas estrategias, aunque necesarias, han sido criticadas por centrarse casi exclusivamente en el pilar medioambiental de la sostenibilidad, dejando de lado los aspectos sociales y económicos. Además, los rápidos cambios regulatorios, junto con el impacto de la guerra en Ucrania y el aumento de costes (energía, fertilizantes, maquinaria), han puesto una enorme presión sobre los productores.
Recientemente, las protestas de agricultores en 2024 han llevado a la Comisión Europea a reconsiderar su enfoque. Informes como el Diálogo Estratégico sobre la visión futura y el Informe Draghi sobre competitividad apuntan hacia un enfoque más inclusivo y flexible con las empresas del sector, reduciendo un 25% las obligaciones previstas inicialmente y priorizando la seguridad alimentaria, la sostenibilidad y la calidad de los productos frescos.
La mitigación y adaptación al cambio climático deben ser prioritarias. Las prácticas agrícolas deben transformarse hacia sistemas alimentarios más sostenibles, incluyendo la adopción de tecnologías de agricultura de precisión, variedades más resistentes y mejor protección de los cultivos. Además, se espera que la Comisión Europea elabore una nueva estrategia de agua, algo llamado el “Pacto Azul”, para abordar la escasez de recursos hídricos.
«La pérdida de tierras agrícolas debido a la desertificación
y la erosión es una amenaza directa»
Preservación del suelo y alternativas
La pérdida de tierras agrícolas debido a la desertificación y la erosión es una amenaza directa. La concienciación sobre este problema está creciendo, impulsada por experiencias climáticas negativas y regulaciones que promueven la eco-condicionalidad. Tecnologías como la edición genética podrían ser clave para mejorar la resiliencia de los cultivos, aumentando la productividad y enfrentando los desafíos climáticos. Sin embargo, Europa debe acelerar la adopción de estas herramientas para no quedarse atrás frente a países como EE. UU.
Aunque el sector hortofrutícola tiene una huella hídrica relativamente baja (500 l/kg), es fundamental seguir mejorando el uso eficiente del agua. La escasez hídrica y los costes asociados con alternativas como el agua reciclada o desalinizada representan un reto adicional para la rentabilidad de los agricultores.
Edición genética
La edición genética es una tecnología transformadora para la agricultura que mejoraría la resiliencia de los cultivos frente a las adversidades climáticas e impulsará el aumento de la productividad agrícola necesaria para alimentar y abastecer a la creciente población mundial. Si esto es una realidad, ¿qué teme Europa que pueda suceder si en Estados Unidos ya está aprobado? Aunque se debe proporcionar información a los consumidores, es importante recordar que técnicas como CRISPR/Cas no son más que una aceleración de procesos que podrían ocurrir naturalmente.
La resiliencia del sector depende de un conjunto de herramientas integral para los productores. En los últimos años, se han eliminado muchas soluciones sin ofrecer alternativas, dejando a varios cultivos desprotegidos mientras los campos y huertos están cada vez más expuestos a la proliferación de nuevas plagas y enfermedades. En este sentido, las nuevas técnicas de mejora genética podrían contribuir al conjunto de herramientas con productos más resistentes, variedades mejor adaptadas al clima, soluciones para los desafíos de pérdidas y desperdicio de alimentos, mayor conveniencia y, lo que es más importante, con innovadores sabores y texturas que satisfagan las expectativas cambiantes de los consumidores.