La tormenta perfecta se ha desatado en el campo. La campaña hortofrutícola ha comenzado con la tranquilidad en el sector primario de que los mercados europeos están estables y la calidad de los primeros productos que se van a exportar es muy buena. Sin embargo, la escalada de los costes de producción y la falta de suministros agrícolas hacen temer al sector que estos mercados se fijen en la producción de terceros países.
«Ese miedo está ahí», señala Fernando Gómez, director general de Proexport, «pero da más miedo que nos arruinemos, que los productores no sepan gestionar bien los nuevos contratos con los clientes y que no luchemos por un precio justo». Y es que las empresas agrícolas deben desechar para esta campaña los modelos de contratos que llevaron a cabo en años anteriores con mayoristas, supermercados u otros brazos de la cadena de distribución. «La estructura de costes ha volado en cuatro meses, hay que amortiguar el impacto de los costes».
El campo se enfrenta a un encarecimiento de suministros como embalajes, envases, piezas de riego, fertilizantes o la luz. Es por ello que el sector está renegociando al alza los precios de sus productos en origen, hasta calcular una subida del 16 o 17% impulsada por los elevados costes de producción y la falta de suministros. Además, los productores ya comienzan a tantear cómo amortiguar en las ventas a sus clientes el precio del agua desalada cuando el plan de interconexión y ampliación de las desaladoras que el Gobierno central quiere para el Levante salga adelante para no depender del Trasvase. Asumen que pagarán más, aunque no estén fijados los precios todavía, pero entienden que la eficiencia energética en las plantas no acabará por abaratar los costes de producción.
«La cadena de distribución debe ser consciente y en su mano está tomar la decisión de transferir los costes al precio final», señala Gómez, que subraya que la postura de Proexport es que los mayoristas y supermercados busquen su margen comercial pero que no trasladen la totalidad de los costes al precio de venta al público (PVP), ya que «el consumo de nuestros productos es muy fuerte, hay demanda».
Marcos Alarcón, presidente de UPA Murcia, reclama que se cumplan los plazos de pago con los productos perecederos, o frescos, y que las administraciones controlen que los contratos entre mayoristas y agricultores cubran los costes de producción, algo que lleva demandando el sector desde que el Ministerio reformó la ley de la cadena agroalimentaria. «Algunas materias primas se han encarecido hasta un 40% en los últimos meses».
Los productores de tomate piden a Europa recortar la importación de Marruecos
Los productores de tomate de España, Francia e Italia solicitaron a comienzos de octubre a la Comisión Europea que revise el pacto suscrito con Marruecos que obligaría a reducir la entrada de 285.000 toneladas de tomates anuales por un precio de 0,46 céntimos que está establecido hasta ahora.
La salida del Reino Unido de la Unión Europea es el punto de partida para los productores de la Región de Murcia que señalan que la demanda de este producto por parte del país británico ya no debe computar en las importaciones de Marruecos, por lo que piden «un ajuste».
Proexport se reunió durante la última edición de Fruit Attraction con otros productores de Francia e Italia, en el marco también del Grupo de Contacto del Tomate creado hace años para exigir a Europa que sea más beligerante con los controles a los productos marroquíes.
«Pedimos una modificación del cálculo de precio de entrada del tomate de Marruecos», señalan desde Proexport, «con el Brexit, y contando que Reino Unido ya ha cerrado acuerdos comerciales con Marruecos que nos afectan, Europa tiene que ser sensible» a la viabilidad de las exportaciones de tomate desde la Región de Murcia y otras comunidades productoras.
Fuente: La Opinión de Murcia