Ambas asociaciones denuncian que los robos, alentados por los elevados precios del aguacate, se han convertido en la principal amenaza para el crecimiento de este cultivo subtropical porque, por un lado, arruinan a los agricultores al perder parcial o totalmente la cosecha comercializada y, por otro lado, perjudican a la larga la demanda al frustrar las expectativas de sabor de los consumidores, pues un aguacate inmaduro sabe a corcho o madera.
El presidente de ASOPROA, Celestino Recatalá, reclama “más vigilancia tanto en las explotaciones como en los puntos de venta, ya que los aguacates sustraídos suelen acabar en mercadillos y fruterías locales sin demostrar la debida trazabilidad. Si no conseguimos atajar la inseguridad, podemos perder el cultivo que mejores perspectivas comerciales presenta, siendo como es un superalimento con unas propiedades saludables magníficas que aquí cultivamos siguiendo las máximas garantías de sostenibilidad medioambiental”.
Un agricultor de Benifaió, que prefiere mantenerse en el anonimato, ha sufrido tres robos en las últimas cuatro semanas y calcula que los ladrones le han sustraído unos 8.000 kilos de aguacates, lo que representa más de la mitad de su producción potencial. “Muchos productores hemos hecho una inversión enorme para transformar nuestros huertos de cítricos o frutales a aguacates y, ahora que los árboles entran en producción, por culpa de los robos no podemos amortizar los gastos. El año pasado ya me entraron a los campos y había decidido poner vigilancia por la noche, pero los ladrones cada vez empiezan antes, sin importarles lo más mínimo si las frutas están aptas o no para el consumo. La inseguridad no es un problema solo de los productores, porque quien se coma alguno de los aguacates que me han robado, es muy probable que no vuelva a comprar”.
AVA-ASAJA y ASOPROA recomiendan a los agricultores a interponer denuncias ante la Guardia Civil en caso de sufrir hurtos de aguacates y a hacérselas llegar también a estas asociaciones.