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¿Por qué se pudre el interior de la cebolla?

El problema se hizo muy patente la pasada campaña y, con el nuevo ejercicio a punto de comenzar, ha vuelto a saltar a la palestra. Hablamos con el sector para saber cuál es el origen de este daño interno y si es posible combatirlo.

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Ya el año pasado, eran muchos los supermercados que, con la campaña de cebolla nueva española a la vuelta de la esquina, continuaban prefiriendo el producto de importación; primero la cebolla nueva peruana, y no solo la dulce, y en segundo lugar, cebollas de conservación del hemisferio sur, por poner solo dos ejemplos.

En esta campaña, y ante la previsión de que esos daños internos sigan existiendo, la situación vuelve a repetirse. Bajo el punto de vista de packers, compradores y los propios supermercados, estos daños podrían estar relacionados con el agotamiento de los suelos de cultivo en las principales zonas de producción, pero ¿estamos realmente ante un problema agronómico?

A priori, podría parecer que sí. Todo apunta a que ese ‘mal interno’ que ataca a la cebolla no es más que la conocida ‘podredumbre del cuello de la cebolla’, una enfermedad que suele penetrar a través de las ‘heridas’ (daños) del fruto, bien sean provocadas por el pedrisco o simples daños mecánicos.

Sin embargo, son muchos los agentes del sector que van un paso más allá, y achacan esta problemática al interés de los distintos clientes por contar con cebolla fresca, cuyas pieles se curten mejor, alcanzando mayor calidad. El inconveniente en este caso es que, al cortar cebolla fresca y hacerlo justo a ras del bulbo, la herida causada en el fruto se convierte en una puerta de fácil entrada para los muchos microorganismos presentes en el suelo, y no todos son beneficiosos.

“En un primer momento, podemos hablar de problemas de podredumbre, pero no deberíamos descartar tampoco otros muchos como algún tipo de bacteriosis, por poner solo un ejemplo”, explican fuentes del sector a la revista MERCADOS. En cualquier caso, insisten en que “esta bacteriosis no es la causante del problema, sino una consecuencia”.

¿Hay solución?

Desde el sector barajan distintas opciones, desde soluciones agronómicas como la reducción del uso de nitrógeno hasta secar el corte con un fungicida cicatrizante. En este último caso, sin embargo, los plazos de seguridad actuales rondan los 21 días, de modo que resultan difíciles de cumplir cuando urge la recolección.

Otra opción podría ser el secado de la cebolla gracias al uso de equipos de aire caliente, aunque hay quienes no lo tienen claro porque podría provocar problemas de ‘planchado’ en una cebolla muy tierna. Aun así, esta es la opción preferida, por ejemplo, por los holandeses, grandes conocedores de este producto. “Sobre todo en la cebolla tardía, y gracias al aire caliente, es posible secar el producto, almacenarlo en cajones y apilarlos posteriormente a una temperatura de entre 20-25ºC”, explican a esta revista.

En definitiva, todo apunta a que estos daños internos de la cebolla son fruto de un problema coyuntural y no estructural del sector, que podría mitigarse con actuaciones pre y postcosecha.

 

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1 Comentario

  1. MUY BUENOO LOS ARTICOLOS ME GUSTO MUCHOO

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