En el 2006, llegó a España una plaga que afecta a la tomatera y que provoca grandes pérdidas en toda la cadena de valor. Se trata de la Tuta absoluta, un lepidóptero minador que ataca principalmente las hojas de la planta para alimentarse del parénquima, un tejido implicado en una gran variedad de funciones fisiológicas, aunque también puede penetrar los frutos y causarles unos daños que los dejarían fuera del circuito comercial. En casos extremos, también puede atacar brotes que comprometen el crecimiento de la planta. La plaga ha provocado pérdidas de entre el 19% y el 35% entre los años 2018 y 2020, según datos de la cooperativa Conca de la Tordera. A estas pérdidas hay que añadir las devoluciones del producto por parte de los clientes, entre ellos grandes superficies, cuando ven daños que no se habían detectado durante la manipulación.
La Tuta absoluta es uno de los problemas fitosanitarios más importantes del cultivo de la tomatera a nivel mundial. Para hacerle frente, se ha constituido un grupo operativo coordinado por el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) que tiene el objetivo de promover el control biológico de la plaga y disminuir la dependencia de los insecticidas. El control biológico es una estrategia muy utilizada en el conreo de la tomatera para hacer frente a las plagas, y se considera una de las mejores herramientas para conseguir un control efectivo de las plagas y reducir el impacto ambiental de la agricultura, en línea con la transición ecológica que requiere el Pacto Verde Europeo.
Así, en el sí de este Grupo Operativo se trabajará con un enemigo natural de la Tuta absoluta, el parasitoide Dolichogenidea gelechiidivoris. El estado larvario de este parasitoide se desarrolla alimentándose del cuerpo de un huésped, en este caso la Tuta absoluta, y le causa la muerte. En el proyecto, se estudiará tanto el manejo de las poblaciones del parasitoide como el escalado de la cría, y se harán pruebas de liberaciones en campos Comerciales de la zona productora del Maresme. Los agricultores de las cooperativas y los técnicos de las Agrupaciones de Defensa Vegetal (ADV) que participan en el proyecto piloto han sido pioneros en la utilización de enemigos naturales para el control biológico de plagas en cultivos hortícolas, y más concretamente en tomate.
El proyecto se llevará a cabo gracias a la colaboración de cuatro cooperativas de agricultores del Maresme: Conca de la Tordera, Progrés-Garí, Agrícola Vilassar de Mar i Cabrera de Mar. El IRTA se encargarán de la coordinación del Grupo Operativo, la entidad líder del proyecto será la Cooperativa Conca de la Tordera y el resto de cooperativas harán seguimiento y apoyarán la ejecución de los ensayos, aportarán fincas para hacer pruebas piloto y harán difusión y transferencia de los resultados del proyecto. Por otro lado, la Federación Selmar y la ADV del Baix Maresme elaboraran los protocolos de Trabajo, harán revisiones críticas de las memorias y los entregables, planificaran y harán seguimiento de las actividades de cría y también harán difusión y transferencia de los resultados del proyecto.
Proyecto financiado a través de la Operación 16.01.01 de Cooperación para la innovación del Programa de desarrollo rural de Cataluña 2014-2022.