“Debido a la persistencia de los altos precios de la energía, incluso las empresas de horticultura de invernadero más saneadas (económicamente) se enfrentan a problemas inmediatos de liquidez. Escribimos esta carta debido a la gravedad de la situación. Uno de los principales sectores de los Países Bajos corre el riesgo de verse diezmado.”

Así encabezan la misiva, entregada en mano por Adri Bom-Lemstra, presidenta de la fundación Greenports Nederland y de la organización sectorial Greenhouse Horticulture Netherlands , y que va firmada por las principales organizaciones y empresas del sector. 

Su sostenibilidad en peligro

Desde el sector neerlandés de invernaderos destacan que están invirtiendo en una producción más sostenible y buscando la economía circular; sin embargo, contemplan que los altos costes de producción  “a diferencia de muchos otros sectores, no pueden repercutirse en los precios de venta porque éstos se determinan en un mercado europeo o mundial”, argumentan.

“Los empresarios se enfrentan a graves problemas de liquidez y continuidad. Pagar las facturas diarias es cada vez más difícil, invertir en una producción neutra desde el punto de vista climático es prácticamente imposible” y añaden que no sólo se ven afectadas las empresas que dependen del gas natural. También las explotaciones de invernadero que ya han invertido en calor sostenible, por ejemplo a partir de fuentes geotérmicas o calderas de biomasa, se ven afectadas, ya que la subvención del SDE (Stimulering Duurzame Energieproductie- Ayuda de Producción Energética Sostenible) que reciben en el sistema actual está vinculado al precio del gas.

Y según argumentan, con los elevados precios del gas, la subvención para 2022 se agotará y hará imposible mantener estos proyectos en marcha. Ante esto, el sector pide que se les consulte urgentemente “para evitar que las empresas no tengan suficiente liquidez y reservas financieras para seguir operando”.