Las primeras consecuencias visibles son la caída de frutas al suelo y los desperfectos que se producen en la piel a causa del ‘rameado’, es decir, los golpes de ramas sacudidas por el viento. El cambio brusco entre las lluvias de las últimas semanas y el actual periodo de calor también está haciendo mella en variedades de cítricos que ya deberían tener su recolección prácticamente finalizada, como sucede con la naranja navelina o algunas clementinas, pero que aún siguen en el árbol debido a la apatía del mercado y el retraso de los operadores comerciales. Entre los problemas derivados del clima que preocupan cabe destacar la aparición del ‘pixat’ y la amenaza de ‘clareta’, lo que reduce el valor comercial.
Asimismo, AVA-ASAJA teme que el excesivo calor continuado durante tantos días del invierno pueda acabar ocasionando desequilibrios en la maduración de las hortalizas de invierno y en la floración de las próximas cosechas de frutales de hueso, viña o almendro.