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La falta de semilla de patata provocará “un popurrí de variedades y calidades en 2024”

Ante la creciente escasez de suministro de semillas, la cooperativa UDAPA tiene previsto impulsar su línea de producción propia de patata de siembra certificada que lleva dando servicio a sus socios 16 años.

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La industria de patata congelada está impulsando la demanda de patata en Europa y se estima que con las nuevas fábricas que se están abriendo se necesitarán entre 55.000 y 60.000 hectáreas más, dato muy relevante teniendo en cuenta que en España se sembraron 63.000 hectáreas en 2023. Esta situación está empujando a muchos productores de patata de siembra hacia patata de industria por su rentabilidad y facilidad de producción.

Así lo ven desde UDAPA, que añaden que las elevadas temperaturas entre mayo y agosto en países productores del norte de Europa han motivado la desclasificación de fincas destinadas a producir patata de siembra por el vuelo de áfidos, dificultando la producción, desmotivando a los agricultores y aumentando el precio por la escasez. Ante la reducción de cosechas de Holanda y Francia, “los productores se adaptan como pueden, buscando semilla de mayor calibre, cambiando de variedad o sembrando los calibres pequeños de su propia cosecha”, señala Alfonso Sáenz de Cámara, gerente de UDAPA, que reconoce que esto afectará a la cosecha de 2024: “Tendremos un popurrí de variedades y calidades”.

Menos patata tardía
Mientras el cultivo de patata temprana “va muy bien” y su superficie se ha mantenido, se prevé un ligero descenso en la producción de patata tardía, principalmente, en Galicia y en menor medida en Castilla y León, apunta Sáenz de Cámara. Por otro lado, las abundantes lluvias han solucionado la escasez de agua que había en Sevilla, por lo que se espera “una buena cosecha en Andalucía”. En Murcia apenas ha llovido, lo que reducirá el volumen, mientras en Castilla y León, las lluvias de marzo han retrasado las siembras, aunque no será un problema. Esta abundante pluviometría ha hecho posible que hoy no haya miedo a la falta de agua.

La amenaza egipcia
Desde UDAPA valoran que se ha podido alargar la campaña de patata de verdete o de segunda cosecha, aunque reconocen que es una producción complicada y escasa. “Este año ha ido muy bien, pero no hay volumen para conectar con las primeras cosechas que provienen de Murcia o Sevilla. Esto provoca que las importaciones de Egipto e Israel cubran el hueco de la demanda”, apunta Sáenz de Cámara. Precisamente, Egipto ha pasado de exportar a España 2.463 toneladas en 2019 a 50.488 en 2023, motivo de preocupación para la cooperativa: “Es un país en el que existen bacterias de cuarentena que aquí no hay, y eso se debe controlar”.

Proyectos propios
La cooperativa tiene previsto impulsar su línea productiva de patata de siembra certificada que lleva dando servicio a sus socios 16 años “porque prevemos que cada vez habrá más problemas de suministro”.

UDAPA es la única firma española que conserva grandes volúmenes de patata para fresco, aunque reconoce las dificultades por las elevadas temperaturas del verano, lo que afecta también al norte de Europa, reduciendo la calidad de la patata de conservación y aumentando el precio.

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