Aumento de costes. Nuestra trayectoria en estos dos años, a pesar de las incidencias negativas, no ha estado marcada por un frenazo brusco en la venta de productos ecológicos, que se han mantenido muy estables. Sin embargo, hemos llegado a un punto donde el aumento de los costes de producción ha afectado directamente a la rentabilidad y esta subida no se ha podido repercutir en el precio final. En estos momentos, vemos más incertidumbre y precaución que durante el COVID.
Por suerte, los principales mercados de destino del ecológico -exportamos el 90% de nuestra producción- tienen economías más fuertes que la nuestra. Nuestro temor es el incremento de costes, desde los insumos, que para el bio son más caros, o las semillas hasta los materiales de embalaje o transporte, todo se ha casi triplicado.
“Los supermercados deben revisar los precios, aunque tengan que reducir sus márgenes”
Apoyo de los supermercados. Y llegado a este punto, hay que mirar también el papel de la distribución, que se ha dado cuenta de que debe apoyar al sector. Los supermercados tienen la llave para que el sistema no se rompa y deben revisar los precios a un nivel que el consumidor pueda pagar y el productor, rentabilizar su actividad. Y puede que esto signifique reducir sus márgenes. También ayudaría que la Administración bajase el IVA de los productos ecológicos, aunque, en cualquier caso, para romper la barrera que todavía supone el precio, es necesario concienciar al consumidor de que está invirtiendo en su salud.
Un año en positivo. La campaña pasada fue positiva para Bio Procam, aunque muy complicada de gestionar. Hubo mucha producción de tropicales y, aunque el precio medio fue menor, la facturación final resultó más alta por el aumento de volúmenes; las empresas han facturado más que en anteriores campañas. Por suerte, las hortalizas también tuvieron buenos precios, pudiendo incluso soportar la subida de costes. Y es que, con los precios de hace 2 o 3 años y los costes actuales, la situación hubiera sido insostenible.