A finales de marzo suele comenzar el grueso de la campaña de zanahoria de la provincia de Cádiz, sin embargo, este año, las abundantes lluvias y las bajas temperaturas han provocado un retraso de más de un mes en la recolección, haciendo que la temporada fuera mucho más corta que otros años. “Hasta el 10 de mayo no comenzamos a trabajar volúmenes importantes, porque cuando no llovía era imposible entrar en el campo o el cultivo no estaba listo o se había perdido”, detalla en una entrevista a la revista Mercados el gerente de la empresa de zanahoria ecológica Cortijo Bio, Jean Claude Mathaly.
Esa complicación al inicio fue un denominador común en el resto de la campaña, que contó con pérdidas de hasta un 30% de la producción y fue muy difícil de gestionar: “Teníamos que programar con los clientes al día, era imposible hacerlo de otra manera y esa situación creaba un clima de incertidumbre y de tensión que nunca habíamos vivido hasta ahora, por todo ello hemos tenido que hacer lo imposible para que la campaña saliera adelante”. Y así ha sido, pese a todas estas adversidades, finalmente “los precios de la zanahoria se han disparado” y ha podido compensar las pérdidas.
Pero a final de campaña (mes de junio) también hubo complicaciones a nivel comercial, ya que las temperaturas que se estaban dando en los países de destino no invitaban al consumo de esta hortaliza, por lo que la demanda estaba estancada, como comenta a la revista Mercados el gerente de Cortijo Bio.
“Pese a los buenos precios, los resultados han sido muy dispares de un agricultor a otro, dependiendo de las zonas más afectadas, por lo que no podemos decir que haya sido para todos una buena campaña y desde luego no deseamos una igual”, concluye Mathaly.