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La agricultura familiar se aferra a la agenda mundial

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Este 2014 ha sido el año el dedicado por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) a la agricultura familiar, un asunto considerado estratégico en la lucha contra el hambre y que pretende seguir en la agenda internacional de las administraciones públicas.

En una entrevista con Efeagro, el director general del Foro Rural Mundial, Autxin Ortiz, afirma que el objetivo del Año Internacional de la Agricultura Familiar (AIAF) era conseguir mejores políticas públicas para proteger a estas productoras, que produce el 70 % de los alimentos y «aún no reciben la atención que merece».

Casi acabado el año, el avance ha sido «muy significativo», a su juicio, pues se han conseguido modificaciones legislativas y presupuestarias en once países.

Entre ellos, cita el incremento del presupuesto para la agricultura familiar en Burkina Faso, la redacción del primer programa específico en esta materia en Colombia o la iniciativa de Argentina, donde se ha creado una especie de «viceministerio» para abordar esta realidad.

Una vez conseguido estos retos, las organizaciones que han llevado a cabo este año pretenden permanecer en 2015 en la agenda mundial como un «tema fundamental para la humanidad»; es decir, «que la atención de los países se vuelva a centrar en esta realidad» que es la de 2.500 millones de hogares en el mundo, según Ortiz.

Entre los retos del futuro, señala la necesidad de que el comité de seguridad alimentaria dicte unas directrices, un documento marco, «que señale las políticas públicas y los elementos para que la agricultura familiar pueda seguir progresando».

Se trataría de «un marco voluntario, aprobado por los países, que incite a los países a tomar medidas», asegura.

En el documento de balance del Año de la Agricultura Familiar se define esta actividad como «la forma de organizar la producción agraria y silvícola, así como la pesca, el pastoreo y la acuicultura, que es gestionada y dirigida por una familia y que, en su mayor parte, depende de la mano de obra familiar».

En este sentido, «la familia y la explotación están vinculadas, co-evolucionan y combinan funciones económicas, ambientales, reproductivas, sociales y culturales».

Ortiz subraya que esta agricultura es la predominante en los cinco continentes y en toda las regiones, «salvo alguna excepción», y requiere unas líneas de actuación prioritarias que se marcaron en la declaración de Abu Dhabi.

Estos son el derecho de toda nación a desarrollar su propia producción de alimentos como base para su seguridad alimentaria, la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques, o la asignación transparente y apropiada de recursos al presupuesto agrícola nacional.

A ello, se suma garantizar la igualdad de hombres y mujeres dedicados a la agricultura familiar o las políticas para promover la incorporación de jóvenes.

Precisamente, el relevo generacional es uno de los temas que más preocupa, pues el promedio de edad de la agricultura familiar es «elevadísimo», situación que se repite prácticamente en todo el planeta.

La solución, en su opinión, pasa por conseguir mejores condiciones para los nuevos agricultores, como más facilidades para acceder al crédito.

Según los datos del AIAF, el 40 % de los hogares del mundo depende de la agricultura familiar, es el doble de eficaz que otros sectores productivos en la prevención de la pobreza, alberga un gran potencial de conservación de variedades locales y cuenta con la mujer productora.

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