El Consejo Europeo que se reúne el próximo fin de semana en Bruselas tratará de llegar a un acuerdo sobre el Marco Financiero Plurianual de la Unión Europea para el período 2021-2027 y con ello, marcará el devenir de la financiación comunitaria para múltiples ámbitos. Entre ellos, el de la producción agrícola, que representa el 30% del montante total del presupuesto comunitario, o un 20% si se tienen en cuenta los fondos excepcionales del plan de recuperación de la COVID.
Como punto de partida, la Comisión Europea lanzó el pasado 27 de mayo una nueva propuesta de financiación para el Fondo Europeo Agrícola de Garantía, el primer Pilar del que se nutren las ayudas POSEI que sostienen el sector agrícola en Canarias. Esta, que será la propuesta de inicio del próximo Consejo, representaría una reducción de más de 27 mil millones de euros si tenemos en cuenta la actualización de la ficha del pasado septenio (2014-2020) a precios 2018.
En el caso concreto del Programa de Apoyo a las Producciones Agrarias de Canarias (POSEI), la reducción propuesta es del 3,9% anual, una reducción de algo más de 10 millones de euros al año sobre el papel, que en realidad representa una disminución de cerca de 20 millones de euros al año si tenemos en cuenta el incremento de los precios desde el año 2013.
Estas cifras representan una pérdida económica insostenible para los productores agrícolas de Canarias, sobre todo si tenemos en cuenta que dicha cuantía se sostendría además hasta el año 2027.
Lo cierto es que dentro de las cifras globales de la PAC, los fondos del POSEI-Agrícola de las RUP apenas representan el 0,01%. Una cifra irrelevante en comparación con la necesidad y urgencia con la que las Regiones Ultraperiféricas necesitan que los fondos se adecúen a las necesidades reales de su sector agrícola, valoradas en al menos 280 millones de euros al año para Canarias si tenemos en cuenta una ficha POSEI a precios actualizados.
El sector platanero de la Unión Europea reclama unidad y firmeza de los países productores en el próximo Consejo.
Esta negociación en el Consejo Europeo llega una vez que el sector agrícola de las islas, junto a los europarlamentarios de las RUP y los diferentes gobiernos regionales han estado trabajando juntos para dar a entender en Bruselas que el sector agrícola y ganadero de las RUP son elementos de autonomía alimentaria, cohesión social y vertebración del territorio sin los cuales decenas de miles de personas y cientos de empresas no encontrarían alternativa.
Gracias a esta labor, la Comisión Europea ha aceptado públicamente no reducir la partida POSEI y el Parlamento Europeo ha aprobado de forma concreta y defendido el mantenimiento del presupuesto del POSEI en sus resoluciones desde el propio pleno. Ahora debe ser el Consejo el que se alinee con estas dos instituciones y defienda que el POSEI en ningún caso se vea reducido.
A valoración de los productores de plátano comunitario de la Asociación de Productores Europeos de Plátanos y Banana (APEB) en Bruselas a la que pertenece ASPROCAN, “la posición conjunta de los gobiernos de España, Francia y Portugal, será determinante. Es necesario que los ministros de Agricultura y desde el propio Consejo los tres estados defiendan la diferenciación reconocida en los tratados de la Unión Europea para las RUP y fijen posición al respecto del mantenimiento del POSEI. Sin fisuras”
Nuevo septenio, nuevas estrategias, misma desigualdad con terceros países
La propuesta de nuevos presupuestos agrícolas coincide además con la nueva estrategia De la granja a la mesa de la Comisión Europea. Una estrategia que persigue seguir incrementando las limitaciones para el control de los cultivos en Europa en favor del medio ambiente. Este objetivo a juicio de los productores es deseable, pero condena a la producción comunitaria en cuanto que estas limitaciones no son exigidas de igual manera a las importaciones de terceros países.
A juicio de Domingo Martín Ortega, Presidente de ASPROCAN, “la COVID-19 ha puesto sobre la mesa la necesidad estratégica de la producción de alimentos por lo que los productores no podemos aceptar que se nos exijan mayores compromisos, reduciendo a su vez el apoyo financiero que percibimos, y manteniendo un doble criterio de desigualdad en el mercado único en relación con países terceros. Es la combinación de todos estos elementos lo que hace imposible la viabilidad de la producción agrícola europea y daña especialmente a las pequeñas producciones de islas fragmentadas y alejadas del territorio continental como son las RUP”.