El cambio climático afecta a todos los cultivos agrícolas y al kiwi en especial. De hecho, para esta campaña la falta de horas frío, que ha afectado a la polinización, unido a las lluvias y algunos temporales registrados en la zona norte de la península, prevén reducciones de hasta un 50% en algunas fincas, tal y como indica José Piñeiro, CEO de Kiwi Atlántico: “No sé cuál será la media total, pero tendremos una bajada importante, rondando probablemente el 40% menos de volumen que la anterior, ejercicio que no fue boyante de por sí”. Por ello, su principal estrategia es intentar garantizar el suministro con plantaciones en diferentes zonas: Galicia, Asturias, Portugal, Grecia y Chile. “Esperemos que el precio sea elevado, pero no va a compensar tal bajada de producción”, añade.
Otra línea de trabajo para lograr un suministro más estable sería apostar por variedades más resistentes y que requieran de un menor número de horas frío, pero la renovación varietal de plantaciones no es tan fácil por la gran inversión que conlleva.
Cultivo de futuro
“Seguimos apostando por el crecimiento porque hay mucha demanda que todavía no se cubre”, declara Piñeiro. Así, Kiwi Atlántico aumenta su superficie de producción propia tanto en Europa como en Chile y ofrece producto los 365 días del año.
Además, preocupados por la sostenibilidad medioambiental, han construido una planta de suplementos alimenticios con el fin de reducir el desperdicio alimentario, donde fabrican kiwi liofilizado, combinado con frutos secos como snack, y logrando una mayor competitividad del negocio.
Amarillo y verde
Pese a que el amarillo es una clara tendencia de mercado que está continuamente creciendo en superficie, el verde no pierde cuota, ya que son productos diferentes y con su respectiva demanda. “Sus cualidades en cuanto a fibra, acidez, dulzura son distintas, por lo que hay un público más infantil para los amarillos y consumidores tradicionales que mantienen el verde en la cesta de la compra”, explica el CEO.
Para los productores españoles la oportunidad reside en aumentar las plantaciones de amarillo en aquellas zonas donde climáticamente la producción del verde está siendo complicada. En cualquier caso, “ambos deben mantener los estándares máximos de calidad, es importantísimo para seguir siendo un producto fundamental en el lineal de frutas como ha sido hasta ahora”, concluye Piñeiro.