El presidente de Mercadona, Juan Roig, ha reconocido que ha cambiado de opinión sobre el éxito del supermercado a través de Internet, y se ha mostrado confiado en el desarrollo del proyecto «online» en el que está inmerso la empresa.
«Yo dije públicamente que no creía en la telecompra, y hoy digo públicamente que sí creo en la telecompra», ha señalado Roig durante su intervención en la apertura del Congreso anual de la Asociación de Empresas del Gran Consumo (Aecoc) en referencia a las dudas que manifestó en el pasado sobre la rentabilidad de la apuesta del sector de la distribución por el comercio electrónico.
Roig ha señalado que este proyecto está liderado por su hija Juana y por el directivo de la cadena Francisco López y que cuenta con «total libertad» para desarrollarse de forma independiente al resto de la empresa «aunque compartiendo modelo y productos».
«Yo creo al 99 % que va a ser un exitazo. No sabemos qué problemas surgirán (por la convivencia) con la tienda física, pero lo iremos viendo. Hoy creo totalmente en Mercadona ‘online'», ha defendido.
La iniciativa de apostar por el supermercado por Internet ya fue detallada por el máximo responsable de la compañía valenciana el pasado mes de marzo, durante la presentación de resultados anuales, cuando reconoció que su página web actualmente no era adecuada.
De hecho, ha calificado esta revolución «online» como un «tsunami» que se desplaza «a nivel de vértigo».
Otro de los grandes proyectos estratégicos de Mercadona es su aterrizaje en Portugal, donde se ha adoptado como nombre legal «Irmadona» y donde llegarán en 2019 con la apertura de cuatro tiendas en la región de Oporto, en la que también se está construyendo ya un almacén logístico en el municipio luso de Póvoa de Varzim.
Roig ha resaltado durante su discurso en el Congreso -que se celebra en Valencia entre ayer y hoy- que la primera dificultad con la que se han encontrado es que en el país vecino, entre el 50 y el 60 % de las referencias que conforman el surtido habitual del supermercado son diferentes a las que se encuentran en España.
Además, Roig se ha referido al resto de cambios que va a incorporar la compañía, y que pasan por diseñar un surtido eficaz, un nuevo modelo de tienda, el modelo de frescos global (pan, fruta, verdura, carne y pescado) y la implantación del sistema informático SAP.
Esos cambios, que se implantarán en los próximos años hasta 2023, requieren muchas inversiones y remodelaciones que harán que Mercadona reduzca sus resultados en este ejercicio y el próximo a la mitad de lo previsto (en 2016 obtuvo un beneficio de 636 millones de euros).
Ha recordado que ya anunció en marzo que la empresa ganaría un poco menos pero, según ha asegurado, «ganaremos un poco más de lo que dijimos» y las ganancias se situarán en la mitad de lo que se obtuvo en 2016 tanto en 2017 como en 2018.
Otro de los cambios clave acometidos durante los últimos años es la elección de proveedores e interproveedores de Mercadona, que ha pasado de buscar fabricantes que le suministraran todos los productos dentro de una misma categoría a seleccionar a aquellos especialistas en cada artículo que les ofrezcan la mejor calidad.
«Creemos que tenemos que asumir la responsabilidad de prescribir al jefe –en referencia al consumidor- productos de la máxima calidad para que éste se construya su propio carro-menú», ha incidido Roig, quien ha establecido un paralelismo con las recetas del médico.
Tras enumerar la estrategia que ha emprendido para ofrecer mejores productos y un mejor servicio a los clientes, ha asegurado que en Mercadona «sabemos hacia dónde queremos ir», por supuesto «vender mucho», porque eso permite pagar primas a los trabajadores, «unos grandes impuestos», compartir el crecimiento con proveedores e interproveedores, obtener beneficios y repartirnos dividendos.
