Desde Surberry somos muy conscientes de la difícil situación climática que atravesamos en el sector hortofrutícola porque lo entendemos como un problema global, al contar con socios productores de berries en diferentes países: España, Portugal, Marruecos. Todos sufren las consecuencias, sin excepción; elevadas temperaturas, proliferación de enfermedades y escasez de agua, esto último se da especialmente en Marruecos. Este país está invirtiendo en infraestructuras tales como desaladoras, porque si no, no sería posible seguir produciendo. En España y Portugal el problema del agua no es tan grave como en el país alauita, de momento, sin embargo, las consecuencias ya son palpables: disminución del rendimiento, cortes de agua, cambio en nuestra forma de producir…
En frambuesa, por ejemplo, al no disponer de agua con facilidad, nos hace disminuir los programas de producción de un año a seis meses. En consecuencia, apostamos por plantas ya desarrolladas para hacer más corto el ciclo y, por tanto, la necesidad de agua. En definitiva, el material vegetal y la inversión es más cara y la apuesta más arriesgada, pero no te obliga a tener una plantación durante un año. Todo esto ha cambiado, como he comentado, nuestra forma de producir.
En la actualidad, el temor a perder rentabilidad de nuestras producciones es muy alto y ahora solo invertimos en aquellas zonas donde tenemos asegurada el agua.
Como solución a este problema, la responsabilidad del sector reside en optimizar el recurso al máximo, hacer un buen uso y llevar a cabo buenas prácticas agrícolas. Las certificaciones van encaminadas a lograr este objetivo cada vez más y nosotros trabajamos en responder a ellas. El sector no tiene más remedio que adaptarse.
Francia culpa a España, España a Marruecos… y ninguno tiene la culpa, el problema es global
Mayor unión
Creo que el consumidor tiene una imagen errónea y un desconocimiento de la agricultura, ya que que los medios de comunicación masivos difunden muchas veces noticias erróneas y negativas que no responden a la realidad. En este reto, es importante mejorar la comunicación, pero también es imprescindible que cambie la perspectiva de los propios productores, que ven en el país vecino al culpable, en lugar de un aliado. Francia culpa a España, España a Marruecos… y ninguno tiene la culpa, el problema es global, hay que estar más unidos y deben entender que tienen producciones complementarias. Al final, los países europeos están adoptando un individualismo dañino. Eso no sucede, por ejemplo, en Estados Unidos, con, nada más y nada menos, que 48 estados. La idea final está en entender que debemos estar más unidos para afrontar los desafíos globales.