El origen de los productos, clave para el consumidor alemán
Walther von Plettenberg, director gerente de la Cámara de Comercio Alemana para España.
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Ante la sombra de la crisis económica en Europa, resulta evidente que los posibles efectos para el sector agroalimentario y el comercio entre Alemania y España tendrán cada día más interés. Conviene recordar que España constituye actualmente la principal fuente de importación de fruta de Alemania y la segunda en verdura. Y son las cadenas de supermercados alemanas, como Lidl o Aldi, quienes figuran entre sus principales clientes. Solo en 2017, las compras de Lidl han representado un 10,5 por ciento del total de las ventas de España en fruta y hortaliza.
Lo que puede transmitir cierta tranquilidad al sector español es que la experiencia de desaceleración experimentada en otros momentos ha demostrado que, justamente la industria agroalimentaria, es menos sensible a estos ciclos económicos. Al mismo tiempo, concretamente en Alemania, dicha desaceleración todavía se traduce, según el Banco Central Alemán, en un crecimiento superior a un 1% para el 2020 y ya existen algunas señales macroeconómicas positivas.
No obstante, la demanda en el sector ha experimentado un cambio en los últimos años. No hablamos del volumen en sí, pero sí de las exigencias del consumidor, que valora cada vez más la biodiversidad, el desarrollo sostenible y la protección del medio ambiente.
Lo local es el nuevo ecológico
Un rápido recorrido por los lineales de los supermercados alemanes descubre el hecho -ya poco secreto– de que el consumidor valora cada vez más los productos ecológicos. Por consiguiente, es vital para los establecimientos disponer de un amplio surtido de productos bio y esto se refleja también en la producción local. Así, en 2017, el 11% de las hortalizas cultivadas en Alemania eran ya ecológicas.
Sin embargo, aún más importante que el carácter ecológico de los alimentos es su origen local. Tal y como se ha expuesto en estudios sobre este asunto, dos de cada cinco consumidores alemanes comprueban el origen local del producto al realizar la compra. El 74% de los consumidores alemanes afirma que el etiquetado “local” en un alimento le influye positivamente en la evaluación de este, ya que tiende a asociarlo a frescura y calidad. En el caso de frutas y verduras, siguiendo el principio “lo local es el nuevo ecológico”, se valora aún más este origen. En estas circunstancias, y teniendo en cuenta una creciente sensibilización medioambiental que potencia dicho comportamiento de compra, los productores extranjeros se están enfrentando a un creciente reto de mercado.
Estos cambios de las reglas del juego exigen un contrapeso creciente por parte de los exportadores en cuanto a trazabilidad, aspectos medioambientales y sociales para satisfacer la sed del consumidor de conocer el origen del producto. En esta carrera por la información, la continua implementación de una agricultura 4.0 con sus procesos de digitalización y estandarización de datos de origen será crucial para los exportadores españoles.