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El modelo español de supermercados se sitúa entre los más eficientes de Europa

La distribución española ha aprendido de las crisis, ha evolucionado y ahora ha sabido responder a la situación provocada por la pandemia de la Covid-19 convirtiéndose en un ejemplo para toda Europa.

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El estudio, realizado junto a los profesores Jaime Romero, de la Universidad Autónoma de Madrid, y Ricardo Sellers, de la Universidad de Alicante, concluye que la evolución de la distribución comercial en España ha sido muy positiva tras la última crisis económica, situándose entre los diez países más eficientes de Europa.

La investigación pone de manifiesto cómo los ajustes que la distribución española ha llevado a cabo en los últimos años dan como resultado un modelo definido por el equilibrio entre diferentes tipos de empresas, que han sabido optimizar los recursos, mantener el empleo y la inversión. Esta estructura comercial eficiente, con la proximidad y la competitividad como dos de sus signos definitorios, ha sido también fundamental en la actual crisis sanitaria para garantizar que la alimentación no haya sido un problema durante la pandemia.

Una estructura comercial eficiente, con la proximidad y la competitividad como dos de sus signos definitorios, ha sido también fundamental en la actual crisis sanitaria para garantizar que la alimentación no haya sido un problema durante la pandemia.

ENSEÑANZAS DE LA CRISIS DE 2008: AJUSTE DE COSTES

Ignacio García Magarzo, director general de Asedas, destaca que aunque “aún no conocemos el alcance de la actual crisis económica derivada de la crisis sanitaria, y qué tipo de consumidor saldrá de la misma, estamos seguros de que el modelo de distribución alimentaria que tenemos, y las enseñanzas de la anterior crisis, permitirán responder a las necesidades de los consumidores, sean cuales sean”. En este sentido, recuerda que  “el modelo de distribución de gran consumo en España fue importante para ayudar a que los consumidores afrontaran la profunda crisis económica de 2008, asegurándoles un acceso cercano a una alimentación variada y de calidad a precios competitivos. Además, la eficiencia del modelo permitió a las empresas de supermercados mantener el empleo en un momento en que la destrucción de puestos de trabajo era dramática”.

En este sentido, Magarzo se ha felicitado por la respuesta de la distribución de gran consumo española a la crisis del coronavirus: “Se trata de ventajas que hemos visto también en los últimos meses: los consumidores no han tenido problemas para acceder a la alimentación y el empleo en el sector se ha mantenido e incluso incrementado”.

El estudio considera cinco grupos de países en función de las características de su estructura comercial. Los países del sur de Europa se caracterizan por tener más tiendas por habitante, una concentración empresarial baja, mayor porcentaje de ventas en supermercados y menor a través de Internet. También es significativo el hecho de que, en estos países, la crisis de 2008 fue más profunda, hasta el punto de que una década después no se habían recuperado los valores de consumo previos a la misma.

“En España, las empresas de distribución minorista de productos de alimentación afrontaron la caída del consumo provocada por la última crisis económica mediante un ajuste de sus márgenes de beneficios y un incremento de la eficiencia que trasladaron a los precios, contribuyendo a paliar los efectos de la crisis en los consumidores”, afirma el catedrático Ignacio Cruz Roche, que añade que “la caída del consumo se compensó en parte con una reducción de costes, lo que implica una mayor eficiencia en la gestión, y también reduciendo el margen neto de beneficio”.

El estudio analiza también cómo la intensa contracción de la demanda que tuvo lugar en la pasada crisis económica, en un contexto de fuerte rivalidad competitiva, se abordó mediante una reducción de precios y márgenes, así como un incremento de la eficiencia en el uso de los recursos productivos. Esto conduce a que España se sitúe, en relación con su PIB per capita, por debajo de la media europea en cuanto a precios de alimentos, siendo especialmente significativa la comparación con Italia –país de características parecidas-, cuyos precios de alimentación están hasta 5 puntos por encima de España.

“España presenta un nivel de precios inferior al que técnicamente le correspondería por su nivel de renta, lo que es indicativo de un sistema de distribución comercial eficiente y competitivo”, concluye el estudio. En definitiva, altos índices de productividad del trabajo, productividad por superficie y eficiencia (competitividad, baja concentración, optimización en el uso de recursos…) derivan en precios competitivos en beneficio del consumidor.

LA LABOR DE LAS CENTRALES DE COMPRA Y LAS EXPECTATIVAS POST COVID

El estudio destaca el papel de las centrales de compra en la actual configuración del modelo español de distribución de productos de gran consumo. Su labor ha permitido la supervivencia de un tejido comercial de empresas medianas y pequeñas, que han incrementado la competencia. La mejora de los índices de rentabilidad y productividad de las empresas asociadas en centrales de compra les ayuda a competir con grandes empresas nacionales y ocupar posiciones de liderazgo en mercados regionales, siendo ésta una característica diferenciadora del modelo español.

En el acto de presentación del estudio también estuvo presente Enrique Verdeguer, consejero coordinador de Economía de la Representación Permanente de España en la UE, quien habló sobre el papel de las empresas en la recuperación económica post-Covid. “Tanto a través de su participación en el diseño como en la posterior ejecución de las medidas aprobadas, las empresas van a desempeñar un papel clave en el plan de recuperación y transformación de nuestra economía, donde la colaboración público-privada debe ser esencial para superar la situación actual”, dijo. Además, “en el ámbito de la distribución, las empresas del sector han demostrado una gran capacidad de atender las necesidades de la sociedad en momentos muy complicados, sirviendo como un elemento fundamental de cohesión y de estabilidad, y manifestándose como una de las grandes fortalezas de nuestra economía”.

Por su parte, Juan Francisco Martínez García, director general de Política Comercial del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, ha mostrado reconocimiento a la labor de la distribución alimentaria durante la actual crisis sanitaria. “Durante el estado de alarma no hubo en ningún momento rotura de stock, lo que demuestra que España ya tiene un eficaz modelo de distribución de productos de gran consumo. No obstante, debemos empezar a trabajar cuanto antes en el día de después de la crisis sanitaria. Hay que abordar el diseño del futuro de la distribución comercial en España y en Europa sobre los dos pilares sobre los que se asentará, e incluso ya se asienta ahora, cualquier reforma sectorial presente y futura: la digitalización y la sostenibilidad”, sentencia.

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