Hace 94 años, en Lugo se celebró un congreso sobre economía de Galicia. Alexandre Bóveda, Juan Rof Codina o Valentín Paz Andrade acudieron a una cita en la que se constató que la gallega era una sociedad agraria pero que afrontaba una transformación. El aprovechamiento de recursos marinos, con Vigo como epicentro, justificaba esa expresión de cambio.
La idea fue recordada ayer por el rector de la Universidade de Santiago de Compostela, Antonio López, en la inauguración del Congreso de Economía Agraria. Casi cien años después, la ciudad acoge una cita en un mundo en el que tampoco faltan las transformaciones. La entrada en vigor de la nueva Política Agraria Común (PAC), prevista para la próxima década, definirá el marco económico y social del medio rural, pero también puede generar nuevas oportunidades.
El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, aprovechó la cercanía de la nueva PAC para reflexionar sobre determinados asuntos, no solo centrados en lo económico. Lo que está en marcha, vino a decir, es una revolución verde: si por un lado la actividad del campo debe ser viable y competitiva, por otro lado debe intentarse el relevo generacional, prestar atención al cambio climático e incorporar la perspectiva de género.
Planas, cuya intervención tuvo más rasgos de una breve ponencia que de un discurso habitual, combinó algunas reflexiones con pronósticos de futuro que eran, confesó, reflejo de un espíritu más bien optimista. Por un lado, dijo, conviene preguntarse a quién se dirige la PAC o quién es el agricultor genuino —expresión que usó, según su explicación, traduciendo un concepto frecuente en inglés—; por otro, los drones, aseguró, serán cada vez más frecuentes en el trabajo agrario, en el que además resulta necesario abordar el reto de producir más contaminando menos.
Fuente: La Voz de Galicia