Asimismo, se ha quedado sin recoger aproximadamente un 10 por ciento a consecuencia de la lluvia de junio, si bien el daño ha sido menor con respecto a otros puntos del país, como Castilla La Mancha, ya que la mayor parte de los ajos ya se encontraban en los almacenes.
Y es que, según informó Miguel del Pino, también vicepresidente de la Mesa Nacional del Ajo, la recolección del ajo en Córdoba es la primera que sale al mercado y la segunda mayor cosecha de España, llegándose el año pasado a una producción de entre 30.000 y 35.000 kilos, que viene a suponer más del 30 por ciento de la superficie total de Andalucía, la segunda comunidad que más produce en España.
Sin embargo, el 30 por ciento de la superficie sembrada de ajo en España no llegará a recogerse esta campaña como consecuencia de las lluvias persistentes de finales de mayo y principios de junio.
Del Pino expuso esta semana esta previsión, que se extiende a los otros tres países productores en Europa, Francia, Italia y Portugal, en la reunión plenaria que el Comité Conjunto Hortofrutícola de estos tres estados y España celebró en Roma para abordar las conclusiones de los grupos de contactos de los que forman parte los profesionales de las respectivas naciones.
España tiene sembradas 27.000 hectáreas de ajo, fundamentalmente en Castilla-La Mancha y Andalucía, cuya reducción de cosecha va a suponer, ha concretado Del Pino, «una reducción importante de kilos».
Pese a que en los otros tres países productores europeos la situación es similar, la diferencia en producción, donde Italia es el más cercano y no llega a las 3.000 hectáreas, provoca que la incidencia no sea tan grave como en el caso español.
Por otro lado, cabe destacar que el ajo es uno de los productos que más mano de obra precisa a lo largo del año, por lo que también tiene su perjuicio en la generación de empleo. De hecho, se ha reducido en un 50 por ciento los jornales en Andalucía, donde Córdoba es la provincia más afectada.