Aunque pueda parecer un producto exótico y misterioso, lo cierto es que la sandía amarilla se cultiva en tierras españolas, más concretamente en lazona de Salamanca, donde todavía se mantiene una tradición con siglos de historia. Como su propio nombre indica, este tipo de sandía se diferencia del resto por el color de la pulpa, de amarillo intenso. No obstante, a pesar de lo que parece, su origen no es el resultado de una modificación genética, motivo por el que muchos rechazan su consumo.
La ‘sandía melón’, nombre por el que también se la conoce, es una transformación de la sandía común que adquiere esta nueva tonalidad por la acción de los carotenoides, unos pigmentos orgánicos que reaccionan en el interior de la fruta durante la fotosíntesis. Tal es su singularidad que “los agricultores tienen especial cuidado con ellas, conservando sus semillas para continuar reproduciéndola”, explican desde Frutas Eloy. En cuanto al sabor, la sandía amarilla es mucho más dulce que su antecesora, mientras que sus características físicas destacan por un gran tamaño, una forma casi ovalada y una piel robusta de color verde y a rayas.
Sin embargo, es importante no confundirla con una sandía similar que también habita en el mercado pero cuyo origen sí reside en la selección genética: las sandías Pekín. Estas se dieron a conocer hace apenas unos años a través de la empresa holandesa Nunhems y el productor chileno Jorge Rojas. En este caso, la fruta es crujiente y de color amarillo, pero las semillas son más blandas y traslúcidas que las de la original. También presentan un tamaño más reducido y pesan entre tres y cuatro kilos. Según informan desde Bayer Chile, “esta innovación se produjo al tomar el polen de la planta macho de una variedad y polinizar con él la planta hembra de otra. De esta manera, el especialista en sandías y melones, Juan Andrés Naour, explicó que estas sandías surgen de la ‘selección genética’, que permite ahorrar tiempo y desarrollar nuevos e innovadores productos”.
Afortunadamente, en España no es necesario recurrir a estos términos, pues la sandía amarilla está disponible en multitud de establecimientos. ¿Qué beneficios y propiedades nutricionales le acompañan?
Antioxidante y diurética
“Posee una gran cantidad de carotinoides que son los que le aportan el color amarillo característico. Ricas en vitamina A, B, y C y minerales como el magnesio. Se considera una fruta antioxidante y diurética que ayuda al buen funcionamiento del sistema inmunológico, reduce los problemas digestivos y combate la hipertensión”, explican desde Frutas Eladio. Una lista interminable de beneficios a los que hay que añadir su poder a favor del crecimiento óseo, la diabetes, la insuficiencia renal, la retención de líquidos, el tránsito intestinal o los problemas cardiovasculares y degenerativos. Sin olvidar su increíble trabajo para prevenir la degeneración de la mácula ocular, un trastorno que destruye lentamente la visión central y aguda, dificultando así la lectura y la visualización de detalles finos.
La sandía amarilla adquiere esta tonalidad por la acción de los carotenoides
No obstante, su principal valor sigue un cometido muy distinto. Un estudio elaborado por la Universidad de Texas, en Estados Unidos, descubrió hace ya una década la presencia desmesurada de citrulina en la sandía amarilla. Este aminoácido esencial con propiedades vasodilatadoras reacciona en el organismo de manera similar a la de la viagra, salvando las distancias. Una cualidad que sitúa esta fruta entre las opciones más recomendadas para combatir trastornos como la impotencia sexual o la disfunción eréctil.
Para llevar a cabo el estudio, los científicos analizaron la sangre de los miembros de la muestra que, durante tres semanas, consumieron cuatro vasos de zumo de sandía amarilla a diario, donde se encuentran la mayoría de minerales y vitaminas de la fruta. Como consecuencia, los niveles de arginina en el torrente sanguíneo aumentaron considerablemente, procedente de la conversión de la citrulina. Recordemos que la arginina es el principal precursor del óxido nítrico en el organismo, que a su vez se libera en el interior del cuerpo expandiendo los vasos sanguíneos y aumentando el flujo y la circulación. ¿El resultado? Una mejora en la erección masculina.
Fuente: EL confidencial