El verano ha dado un respiro al gigante de la distribución DIA. Los bajistas, accionistas que apuestan a favor de la caída del valor, llegaron a tener posiciones del 24,8% en el capital el pasado julio (las mayores en la Bolsa española), pero a 1 de septiembre, según el recuento de la CNMV, han reducido su presencia hasta el 18,2%. Jugar a la contra parece que no es tan rentable desde la entrada en el accionariado del magnate ruso Mikhail Fridman, que directa o indirectamente controla el 10% del grupo desde este verano. Es, tras Baille Gifford & Co, el segundo accionista de la cadena española que preside Ana María Llopis.
También han llegado buenas noticias de parte de los juzgados que tramitan querellas por falsedad documental, apropiación indebida, coacciones o incluso maltrato psicológico presentadas por afectados que consideran que la cadena ahoga sus negocios con malas prácticas. Esta semana un juez de Vic (Barcelona) desestimaba la demanda de dos empresarios y se inhibía en otros siete casos porque no ve “el más mínimo indicio de que las pérdidas o quiebra de las franquicias estuviese determinada por la supuesta política de precios, stocks y ofertas impuestas por DIA”. La litigiosidad es mínima, dicen en la empresa. “No hemos tenido ninguna sentencia en contra. Tenemos más de 2.000 franquicias, siempre puede haber discrepancias, pero en ningún caso actuamos de mala fe. Financiamos con coste cero a los franquiciados” valoran. Alberto Rodríguez, uno de los afectados de Madrid, dice que en la capital hay otros 70 empresarios que esperan una decisión sobre una demanda colectiva, tumbada en un juzgado de Las Rozas y recurrida ante la Audiencia Provincial. “El negocio de mi mujer y mío facturaba 130.000 euros, ese no era el problema. El problema son los costes que nos imputaban y la presión. Hacían que nos fuésemos comiendo el stock con las ofertas, los cupones y los descuentos, y que todo recayese sobre los trabajadores”, denuncia.
En otros frentes, la pelea de los distribuidores se centra en seducir a un cliente dispuesto a gastar un poco más. “Hace 15 años el establecimiento medio en España tenía 700 metros. Ahora es difícil encontrar puntos de venta por debajo de 1.200 metros”, valora un analista del sector. “Ha crecido el surtido. Hace falta espacio para reponer los lineales, descargar mercancía, atender la cada vez mayor área de comidas preparadas, bebidas frías…”.
Con una cuota de mercado de alrededor del 6,3% en España, según el informe del sector de Alimarket con datos de 2016, DIA es el tercer operador del país y el más internacionalizado. Ha sufrido por su negocio en China (busca comprador para sus más de 200 tiendas en Shanghái); y ha tenido que digerir la compra de cadenas comerciales de los últimos años —El Árbol en Castilla León o una parte de la red de Eroski—. Y al mismo tiempo ha buscado al cliente con reformas de tiendas y acuerdos para dar el salto al negocio online arriesgando quizá más que sus competidores. “Trabajamos en la omnicanalidad”, presumen en la cadena.
La tienda crece
Sus tiendas van desde el formato pequeño de proximidad, desde 300 metros cuadrados con productos envasados y con una pequeña parte de congelados, hasta tiendas de más de 1.000 metros, con mucha más presencia de productos perecederos. “También hemos potenciado la panadería y los productos gourmet. Nuestra línea Delicius arrancó con 20 referencias y ahora tiene más de 200”.Este año terminarán la remodelación de sus locales La Plaza, que se apartan del formato austero que ha definido a DIA para prestar más atención a los puestos de verduras y frutas frescas, a la carne al corte y el pescado.
Palelamente se han marcado como objetivo pasar de vender 20 millones a través de su web a facturar 120 millones en cinco años. Hoy un cliente de Madrid y Barcelona puede pedir que Amazon haga la compra en sus supermercados y se la sirva en casa en menos de dos horas. Sus tiendas también funcionan como cajeros automáticos para los usuarios del banco holandés ING. Entre marcas y formatos comerciales cuenta con 11 tipos de establecimientos en España, Portugal, Argentina, Brasil y China. Su red se extiende, entre franquicias y establecimientos propios, a 7.700 tiendas. “Nuestra inversión ha sido muy fuerte”, recuerdan en el grupo. El año pasado fueron 345 millones y en el primer semestre no han ofrecido el dato. Todo para llegar a diciembre de 2018 con 750 millones en operaciones de caja y un crecimiento orgánico del 7% en ventas.
Fuente: economia.elpais.com