Bruselas publicó una comunicación que analiza en detalle los motivos que han llevado a la falta de disponibilidad y al aumento de los precios.
Ese encarecimiento alcanzó el 149 % en el caso de los fertilizantes nitrogenados entre septiembre de 2021 y el mismo mes de este año, mientras que el precio de la roca fosfórica ha subido un 254 % (en comparación con el del periodo 2016-2020), dijo en rueda de prensa el comisario europeo de Agricultura, Janusz Wojciechowski.
La comunicación enumera una serie de buenas prácticas para ayudar a los agricultores, que incluyen la posible activación de la reserva de crisis -dotada de 450 millones de euros al año-, el recurso a las ayudas de Estado o dar prioridad a los productores de fertilizantes a la hora de usar el gas en caso de una interrupción del suministro.
El comisario puntualizó que la reserva de crisis solo podría utilizarse si recibe el aval de los Estados miembros y que no se pondría en marcha para 2023.
Otras ideas consisten en la sustitución de los fertilizantes minerales por los orgánicos, la puesta en marcha de un observatorio para fertilizantes en 2023 que compartiría datos sobre producción, uso, precios y comercio y el trabajo conjunto con los Estados miembros para asegurar la adopción de esquemas como los planes de gestión de nutrientes o la agricultura de precisión.
También la adopción el próximo año de un plan de acción de gestión integrada de nutrientes para fomentar un uso más eficiente, teniendo en cuenta los puntos de partida de los Estados miembros.
El Ejecutivo comunitario está además en contacto con proveedores alternativos de fertilizantes para compensar los suministros de Bielorrusia y Rusia.
Bruselas quiere también animar a los Estados miembros a apoyar inversiones en hidrógeno renovable y biometano para la producción de amoniaco.
Wojciechowski explicó que finalmente Bruselas ha decidido no levantar los derechos antidumping sobre las importaciones de fertilizantes porque aunque podría ser efectivo a corto plazo, se corre el riesgo de perjudicar a la industria europea productora de esas sustancias.
Mientras en la UE el problema es el encarecimiento de los alimentos, en otros lugares lo que está en juego es su disponibilidad, explica el documento adoptado, que recoge también una serie de acciones para apoyar a terceros países y mejorar la seguridad alimentaria mundial.
Entre otras medidas, Bruselas se compromete a «cooperar con países socios seleccionados (…) para reducir su dependencia y consumo de fertilizantes minerales importados», mejorar la transparencia del mercado mundial de fertilizantes e intensificar el apoyo para hacer frente a las necesidades de la balanza de pagos.
Para la organización European Environmental Bureau (EEB), la comunicación se limita a recoger medidas para «mantener el negocio (de los fertilizantes) como de costumbre» en lugar de centrarse en recortes para reducir «el uso excesivo de nutrientes».
La misma organización criticó asimismo que finalmente Bruselas haya retrasado la publicación del plan de acción con ese objetivo.