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Brexit: las consecuencias para España

Un mal acuerdo —o un no acuerdo— sobre la relación futura expone a la economía a riesgos muy severos, debido a los fuertes vínculos con el Reino Unido

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Brexit
La incertidumbre se acabó: es la única buena noticia de las elecciones del jueves en el Reino Unido. La mayoría absoluta de Boris Johnson desemboca de manera inevitable en el Brexit, en la salida británica de la Unión Europea. El parlamento de Westminster ya no está en condiciones —después de unos resultados que recuerdan a los históricos de Margaret Thatcher—de oponerse al veredicto de salida que un lamentable y divisivo referéndum (51,9 % contra 48,1%) arrojó hace tres años y medio.

¿Y ahora qué?

En el Reino Unido, después de haber logrado 364 escaños (en una cámara de 650) y de haber derrotado a los laboristas de Jeremy Corbyn (203 parlamentarios), el reforzado primer ministro ha reiterado que el Reino Unido abandonará la UE el 31 de enero de 2020 y que negociará la relación futura a lo largo del año, en principio hasta que acabe la fase de transición, el 31 de diciembre.

En Europa, el alivio producido porque se despeja una incógnita paralizante no debería ocultar la mala noticia: por primera vez en su historia de éxitos, la UE abre la puerta de salida a uno de sus miembros, y no a cualquiera.

Se perfilan en el horizonte meses o años muy complejos para resolver acuerdos en asuntos económicos y comerciales, mercado único, tarifas… Va a ser tan complicada la fase de negociación de un acuerdo entre Londres y Bruselas que lo normal es que las dos partes amplíen ese plazo, en beneficio de todos.

En cuanto a España, un mal acuerdo —o un no acuerdo— sobre la relación futura expone a la economía a riesgos muy severos, debido a los fuertes vínculos con el Reino Unido. La UE ha posibilitado la creación de cadenas de valor integradas entre sus Estados miembros, por lo que el deterioro de uno de sus eslabones tiene un impacto significativo. Ya el FMI estimó en su momento que, en el caso de un Brexit sin acuerdo, el crecimiento a largo plazo del PIB español se reduciría como mínimo un 0,2%.

También se resentirían las exportaciones agroalimentarias y de bienes de consumo. Asimismo, el Reino Unido recibe el 8% de las exportaciones de nuestro sector agroalimentario. Pero esta no sería la única vía por la que sufriría el campo: la salida británica supondrá una merma para el presupuesto de la UE, lo que llevará aparejado un posible recorte de los fondos de la Política Agraria Común (PAC).

Al riesgo que un mal acuerdo de futuro implica para España hay que añadir nuestra incertidumbre política. Es obvio que un Gobierno inestable o poco centrado no sería lo mejor para afrontar un reto tan serio. Solo una fórmula europea para España —una alianza básica entre socialistas, liberales y conservadores, las corrientes centrales que sostienen hoy al Gobierno europeo, y que negociarán en los próximos meses el acuerdo futuro con el Reino Unido— podría dar garantías de seguridad para la delicada fase que se va a vivir.

Fuente: El Confidencial, Luis Garicano

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