Algunas buenas ideas (al menos para mí) y otras menos buenas para abordar la crisis del campo (continuará)
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Mi anterior entradilla “Las crisis del campo: ideas falsas, ilusiones y realidades” [1] ha provocado cierto revuelo y demandas de: «entonces, ¿qué se puede hacer? Sin ánimo de ser exhaustivo, y sin que el orden de exposición marque ninguna jerarquía en su importancia, me voy a atrever a presentar algunas ideas que me parece que podrían ser útiles para abordar la situación y otras que me parecen “menos buenas” o incluso malas. Por extraño que les pùeda parecer a alguno, no voy aquí a desarrollar los temas relacionados con la futura Política agraria Común y el contenido deseable de un futuro Plan estratégico nacional, que se merecen uno (o varios) artículos monográficos.
Aquí nos ocuparemos de lo que la Administración, o el sector, podría hacer o intentar. Queda para más tarde la base de la pirámide, lo que el agricultor podría hacer en su explotación.
No hay solución mágica, ni siquiera única.
Buena idea: El Ministerio convoca una reunión con el sector
Tuvo lugar el lunes pasado y el ministro ha demostrado voluntad de dialogo y ha hecho anuncios importantes y positivos, sobre los que volveremos más en detalle más adelante. Como dijimos en la entradilla anterior, el acuerdo sobre el diagnóstico es paso previo a cualquier discusión sobre las soluciones.
Mala idea: olvidarse del resto de los actores de la cadena alimentaria
Una política agraria, como tal, no tiene sentido en el siglo XXI. Debemos pensar y construir en términos de “política alimentaria y territorial”. Por esto, sería a mi juicio importante que en estas reuniones participen las cooperativas alimentarias, la industria alimentaria, la distribución y los sindicatos de trabajadores del ramo.
Es verdad que los contactos han empezado después, y esto es una buena noticia. Pero creo que ha llegado la hora de reunir a todos los actores de la cadena entorno a la misma mesa para buscar soluciones.
Buena idea: Clarificar el panorama de la representatividad en el campo
Según ciertas informaciones de prensa, el Ministerio estaría dispuesto a abrir el melón de la representatividad de las organizaciones profesionales agrarias. Lo ideal sería que hubiera, a nivel estatal, unas elecciones sindicales como acontece en el mundo del trabajo. A nadie se le escapa la complejidad de un proceso como este, con muchas competencias transferidas a las Comunidades Autónomas y un problema complejo de definición del censo electoral.
Me permitiría sugerir una alternativa menos ambiciosa, pero, esperemos, más pragmática. Se han realizado muchas elecciones en el campo, en distintas Comunidades Autónomas, a Consejos reguladores… En base a los resultados ponderados de estos procesos electorales, se podría definir la representatividad nacional de las distintas organizaciones.
Buena idea: mejorar la Ley sobre la cadena alimentaria
Es uno de los anuncios más importantes hecho por el Ministro a raíz de la reunión del 3 de febrero.
Se trataría, primero, de adaptar la ley española a la nueva directiva comunitaria sobre prácticas comerciales desleales, incluyendo “todas” las figuras relativas a las prácticas de competencia desleal registradas en la norma comunitaria. Uno de los principales temas a debatir es el de las “ventas a perdidas”.
Todas las leyes deberían ser evaluadas después de un prudente periodo, para conocer en qué medida ha sido capaz de alcanzar los objetivos propuestos y que mejoras se habrían de introducir. Esta es una obligación legal en el ordenamiento jurídico comunitario que, desgraciadamente, todavía no se ha transferido a las costumbres y reglas españolas.
Tenemos aquí una ocasión de hacer las cosas bien.
Buena idea: modificar de la Ley de las organizaciones interprofesionales
Es también uno de los anuncios del Ministro, aunque al no estar en el secreto ni de los Dioses ni de Atocha, no puedo detallar cuales son las intenciones del Ministerio.
Yo destacaría, entre otros temas, facilitar el uso de todas las posibilidades que prevé ahora la reglamentación comunitaria y promover lo que los franceses llaman interprofesiones “largas”, con los representantes (que quieran, obviamente) de todos los actores de la cadena alimentaria, también la distribución, los importadores, los Mercas…
Mala idea: Lo ancho para mí, lo estrecho para ti
Del tema de las importaciones, ya hemos hablado en la anterior entradilla. Pero esta noticia del 30 de enero 2020 me ha hecho hasta gracias.
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En otras palabras, queremos” tomar medidas en contra de Marruecos en nuestro mercado y, al mismo tiempo “potenciar la apertura de nuevos mercados” para nosotros.
Buena idea: reforzar el control higiénico-sanitario de los productos
Los agricultores se quejan de que tienen que competir con productos importados de terceros países que pueden utilizar substancias prohibidas en Europa, lo que les da una ventaja comparativa.
En Europa, existen Límites Máximos de Residuos (LMR) que deben ser respetados por todos los productos puestos en el mercado. Si la sustancia activa está prohibida en Europa, el LMR es cero.
El control de esta obligación en nuestro país está transferido a las Comunidades Autónomas, aunque hay una buena coordinación entre ellas y con el resto de los estados miembros de la Unión Europea.
Es verdad que no todas las Administraciones tienen el personal y los presupuestos suficientes para asegurar un control exhaustivo. Quizás incluso algunas no le den toda la prioridad política que se merece. Es, a veces políticamente más fácil vender que se disminuyen los impuestos a que se aumenta el número de funcionarios.
Pero et control es una pieza esencial. Por supuesto, se deben efectuar tanto sobre los productos importados como sobre los europeos y españoles pero las estadísticas demuestran que los incumplimientos son significativamente más frebceuentes en los importados de terceros países.
Buena idea: la calidad diferenciada
Como se señala en el último número de revista “Agricultura”, es un escudo contra la competencia, una manera de valorizar producciones diferenciales y de remunerar en el mercado productores que hacen un esfuerzo particular por la calidad o cultivan en zonas difíciles. Estoy pensando por ejemplo en el olivar de montaña y de baja producción.
Mala idea: Generalizar las denominaciones y apelaciones de origen
Jaén tiene ya tres denominaciones de origen de aceite de oliva. Ahora se ha aprobado una Indicación Geográfica Protegida (IGP) que abarca potencialmente al aceite de oliva extra-virgen del resto del territorio de la provincia. Para que nos hagamos una idea de lo que hablamos, Jaén produce más aceite que Italia, por ejemplo.
Masificar y generalizar los productos de calidad diferenciada lleva a disminuir el atractivo para el consumidor y su propensión a pagar un precio más alto para un producto de calidad.
En mi vida anterior, contribuí a que la Comisión Europea rechazase el intento “Campiñas de Jaén”. Mis sucesores no han querido, o podido, hacerlo. Sigo pensando que es un error estratégico que fragiliza al olivar que más hay que amparar, el que no solo produce un aceite de calidad, sino que tiene un gran valor social y medioambiental.
Buena idea: favorecer los circuitos cortos y las ventas directas
Todo lo que sea reducir la distancia entre el consumidor y el productor es positivo. Los productos locales, los mercados locales, los mercados de productores, los productos de temporadas, son todas iniciativas (no exentas de dificultades) que pueden contribuir a la resiliencia de un numero nada despreciable de productores, en gran medida familiares y más jóvenes que la media. Bienvenido sea, y debería integrarse en el Plan Estratégico de la nueva PAC que debe presentar nuestro país en Bruselas.
Pero España es hoy un gran país exportador, con un excedente de la balanza agraria y agroalimentaria de 11.042 millones en el año 2018 y necesita encontrar mercados remuneradores para grandes producciones.
Buena idea: movilizar a los comedores y las compras públicas
Una de mis hitos profesionales que más satisfacción me ha dado es el haber podido contribuir al nacimiento y desarrollo del programa europeo que financia el consumo y las actividades pedagógicas relacionadas con el consumo de frutas y hortalizas.
Tanto desde el lado de la demanda actual, con los comedores públicos, como la de mañana con la educación de los nuevos consumidores, las compras públicas son un poderosos instrumento para promover, crear y consolidar circuitos cortos, agriculturas locales, productos de calidad diferenciada, una dieta sana y equilibrada, productos de temporada, productos ecológicos o de la agricultura integrada;;;
Buena idea: Darle cariño (y presupuesto) a los seguros agrarios
El cambio climático está teniendo consecuencias sobre la frecuencia y la magnitud de los desarreglos climáticos que sufrimos todos los españoles, y los agricultores en primer lugar.
Los seguros agrarios son un instrumento de política agraria nacional que nos envidian en el resto del mundo.
Fuente: https://www.lasprovincias.es/comunitat/temporal-gloria-agricultura-valencia-20200121161244-nt.html
La buena noticia es que el Ministro se ha comprometido a “intentar aumentar la dotación para los seguros agrarios en los próximos presupuestos generales del Estado”.
Hasta ahora, a pesar de la acumulación de desastres que hemos vivido esta campaña, el Ministerio ha sido valiente y ha podido mantener el principio esencial del seguro: Lo que es asegurable no es indemnizable.
Mala idea: prohibir las nuevas plantaciones de frutales y olivar
No es que se trate de una mala idea, es una idea imposible. Para expropiar, parcialmente incluso, el derecho de la propiedad de un bien hace falta razones de interés público y un instrumento jurídico que, según mis modestos conocimientos, no existe actualmente.
Lo que sí se puede hacer, y está contemplado en el Plan de medidas para la mejora del sector de la fruta dulce elaborado por el Ministerio, es declarar todo lo concerniente a nuevas plantaciones como gasto no-elegibles a los fondos operativos de las organizaciones de productores de frutas y hortalizas. Si ni lo está, idéntica limitación se podría extender a los Planes de Desarrollo Rural.
Mala idea: un Plan de arranque de frutales y olivar
Si ni se pueden prohibir las nuevas plantaciones, tiene aún menos sentido el subvencionar un Plan de arranque nacional (y aún menos autonómico) como medida de gestión de mercado. Una buena parte de los arboles cuyo arranque se financia se abrían arrancado de todas formas sin ayuda, por ser plantaciones viejas, poco productivas o de variedades inadaptadas.
Su justificación podría ser como ayuda social para facilitar la salida de la producción, con dignidad, de productores de avanzada edad.
(Continuará….)
[1] https://revistamercados.com/blogs/las-crisis-del-campo-ideas-falsas-ilusiones-y-realidades/
Gracias por la matización, Álvaro. Es tan relevante que no sólo supone un cambio de reglas en el comercio internacional sino, a la larga, un riesgo para el propio modelo de producción europeo.
Estimado Tomás,
Al margen de otras apreciaciones sobre las ideas que recopilas en esta entradilla del blog, creo que se recoge un error: «En Europa, existen Límites Máximos de Residuos (LMR) que deben ser respetados por todos los productos puestos en el mercado. Si la sustancia activa está prohibida en Europa, el LMR es cero.»
Aunque la materia activa esté prohibida en la UE, el LMR puede no ser cero. De hecho, no sólo puede estar en el límite de detección, sino que puede ser superior al mismo, lo que permitiría el uso de una materia activa para un producto de importación que entra en la UE.
Por ejemplo, la materia activa etefón tiene un LMR de 2 ppm para tomate y no está autorizada en España para este producto. (Ya en 2012 señalábamos este hecho: https://www.europapress.es/murcia/noticia-marruecos-podria-aplicar-tomates-56-sustancias-activas-prohibidas-ue-coag-20121003134002.html). Se dan ejemplos en otros sectores también. En la miel, el DDT tiene un LMR por encima del límite de detección (0,05 ppm) y, desde luego, no está autorizado en la UE.
Un saludo.