El sector hortofrutícola es uno de los más innovadores y resilientes de España, pero todavía quedan algunos reductos de lo que fue, que no han evolucionado con los tiempos, es como si el tiempo se hubiera parado en una época, por miedo o falta de interés.
Uno de ellos es el horario de Mercamadrid y de otros Mercas que todavía trabajan en el siglo pasado. A los avances en tecnología y digitalización les frena ese horario, como si estuvieran en un mundo diferente. Muchos de sus mayoristas reclaman año tras año el cambio y, a veces, cansados de hacerlo, lo obvian, porque no ven solución ni espíritu para llevarlo a cabo.
Pienso que, para abordar este cambio, es necesario e imprescindible la unión del sector con un líder a la cabeza, como ocurrió en su momento en Mercabarna que la encabezó Joan Lloch, un mayorista al que le costó un año sin clientes, y ahora nadie está dispuesto a poner en riesgo su negocio. Desde 1990 Mercabarna funciona con un horario diurno, que funciona a la perfección y ha contribuido a su liderazgo en España. Se ha perdido una oportunidad durante todos estos años, el espíritu emprendedor e innovador que tienen todas las empresas de Mercamadrid queda mermado por su horario que le impide estar a la vanguardia. El relevo generacional es otra batalla perdida, los jóvenes no quieren trabajar con ese horario y también se pierden proyectos de talentos que impulsen la demanda, que no acuden a este tipo de empresas.
El cambio se debe producir cuanto antes, cada año de retraso pasará factura, con el apoyo de todo el sector y, por supuesto, de Mercamadrid. Para poder conseguir un mercado emprendedor e innovador, para crear nuevas fórmulas en las que se impliquen la distribución moderna y garanticen un relevo generacional tan necesario.