Llevo años tratando de entender bien el sistema de riego de la finca.
Al principio me acercaba de reojo, acompañado por un maestro en la materia como Pepe Rincón. La mayoría de las instalaciones llevan su firma, siendo renovaciones de sistemas de riego de mediados del siglo XX. Una maravilla de la ingeniería para su época. Hasta que un día se jubiló y me pasó los trastos.
Y ya os digo que me acercaba con miedo, como cuando un tema no lo dominas y no acabas de saber por dónde meterle mano. ¿Cómo se cruza esta tubería con esta? ¿Qué potencia tiene aquel motor? ¿Cómo instaló el electricista estas conexiones? ¿Qué horarios de contratos eléctricos nos convienen más?
Toda una serie de interrogantes, de piezas de un mismo puzzle que por fin este año estoy ordenando y comprendiendo en su totalidad.
Es una gran satisfacción cuando dejas de ser dominado por el riego, y coges tú el toro por los cuernos. A base de estudio, dedicación y mucha afición.
Merece la pena.