Asaja regalará naranjas en el centro de Córdoba en protesta por bajos precios
La asociación agraria Asaja de Córdoba llevará a cabo el próximo la próxima semana, en pleno centro de la capital cordobesa, un reparto gratuito de naranjas en señal de protesta por la "crisis de precios" que padece el sector y que lleva a "no cubrir ni siquiera los costes de producción".
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El presidente de Asaja Córdoba, Ignacio Fernández de Mesa, ha explicado en una nota que los precios en origen de las naranjas «se han hundido después de un par de años en los que se habían recuperado ligeramente», debido a varios factores, entre los que destaca el «solape con producciones de terceros países, especialmente por el acuerdo comercial entre la Unión Europea y Sudáfrica».
Un kilo de naranjas se paga en el campo entre 0,08-0,10 euros, en el caso de la Navelina, y entre 0,16-0,18 euros en el caso de la Salustiana, según la Lonja de la Cámara de Comercio, unos precios muy inferiores a los cotizados en la misma época del año anterior a pesar de que se espera una producción similar o incluso inferior a la de la campaña pasada.
Esto está provocando fuertes pérdidas económicas a los productores que en muchos casos están vendiendo por debajo de los costes de producción, establecidos en 0,15 euros por kilogramo en los estudios de la Cadena de Valor del Ministerio y de la Junta de Andalucía y en otros casos están dejando las cosechas en los árboles por no ser rentable su recolección.
Asaja ha considerado que en esta «crisis de precios» ha tenido «mucha culpa» la aplicación del acuerdo comercial de la Unión Europea con Sudáfrica, que entró en vigor en 2016 y permite la importación de cítricos de este país hasta el 30 de noviembre con unos aranceles que en 2018 han sido del 11,6 por ciento e irán reduciéndose hasta desaparecer en 2026
Además, se ha detectado en naranjas procedentes de Sudáfrica materias activas prohibidas (fitosanitarios) en la Unión Europea, que hace que sus agricultores puedan producir con unos costes más bajos debido a que esos productos son más baratos que los permitidos en Europa, lo cual es «un sin sentido que atentan gravemente a la economía española».