¿Cómo se prevé esta campaña?
Creo que va a ser un año normal, no hemos tenido ningún contratiempo climático ni de enfermedades desde el inicio del proceso. El frío vino en su momento, tuvimos un enero y febrero casi primaverales, con una floración y cuaje perfectos; marzo trajo agua, por lo que somos optimistas. Sí tenemos más incertidumbre con la comercialización porque es un año precoz, y en estos casos hay mucho volumen, pero con calibres medianos, tenemos que ver si la distribución está interesada.
¿Los buenos precios de las dos campañas anteriores son el reflejo de una menor oferta?
Sí, cuando ha faltado producto en los mercados las liquidaciones han sido buenas, pero es algo que ya sabíamos y que venimos ajustando desde años atrás. Después de estos dos años donde se ha arrancado mucho vamos a ver si realmente ha sido suficiente, en Sevilla lo veremos primero si se ha regulado la oferta. También la Ley de la Cadena ha venido para ayudar a que se mantenga una igualdad de condiciones entre las partes, aunque en la práctica tiene todavía muchas mejoras, jugamos en un mercado europeo donde las reglas de la oferta y la demanda son las que priman.
¿Cómo se puede volver a fidelizar a un consumidor que, por desgracia, cada vez come menos fruta de hueso?
La fruta de hueso española está muy bien valorada en Europa, pero es cierto que en el mercado nacional las cifras muestran cada vez menos consumo. Creo que debemos trabajar en la homogeneidad del producto para maximizar el calendario. Hacemos más de 70 variedades y eso confunde mucho al consumidor que, en pocas semanas, le cuesta encontrar la misma variedad que compró anteriormente. A ello se le une que, cuando no hay precio, se guarda, no hay ayudas a la retirada y vuelve al mercado anteponiéndose a variedades de esa fecha.