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¿Existe una oportunidad para la patata nueva española? A DEBATE

De los tres millones de toneladas que consumimos de patata, un millón, que representa todo el consumo doméstico, es importado, lo que supone un enorme déficit. Al mismo tiempo, el consumidor quiere un producto fresco y local y en ese camino de ofrecer más patata nueva nacional trabaja la producción española, aunque obstáculos en el camino no le faltan.

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Participantes:

  • José Manuel Crespo Banegas, responsable de patata de El Corte Inglés.
  • Magdalena Iturmendi, responsable técnica de Meijer Ibérica.
  • Alain Betancourt, director comercial de Patatas Meléndez.
  • Eva María Castro, responsable del departamento Agronómico de Patatas Meléndez.
  • Alfonso Saénz de Cámara, director de Udapa.

España es una potencia hortofrutícola europea en fruta y hortaliza y, por ende, eminentemente exportadora, sin embargo, en el cultivo de patata es deficitaria, consume más de lo que produce. Y, al contrario que otros productos hortofrutícolas, Europa no puede importar patata de contraestación debido a los acuerdos políticos. Una realidad que les obliga a conservar en almacenes para poder tener producto todo el año y que no nos permite tener patata fresca (nueva) los doce meses. Pero España tiene dos factores limitantes en esta industria: las altas temperaturas características de su climatología provocan un estrés en el tubérculo que dificulta su conservación, por un lado, y, por otro, las materias activas disponibles para la conservación, que son limitadas, no son tan efectivas en España como en los países productores del norte de Europa que tienen un clima más favorable para que funcionen mejor. Por este motivo, la producción nacional se caracteriza por tener patata nueva en una temporada que se extiende de abril a noviembre, y que, con mucho esfuerzo y segundas cosechas, están trabajando en alargarla hasta febrero.

Fenómenos como la apuesta por la producción local acentuada tras la pandemia, la preferencia del consumidor por un producto fresco, el desarrollo del lineal de patata con segmentación por usos culinarios, y el crecimiento de la línea de IV y V Gama, están potenciando el valor añadido de este producto tan básico y dando una oportunidad a la patata nueva para seguir creciendo en volumen y en temporada. Sin embargo, la escalada de costes, la cada vez mayor carencia de materias activas limitadas por Europa, un menor rendimiento, la sequía, la falta de relevo generacional y la competencia de terceros países productores como Francia o Egipto que son más competitivos, frenan el desarrollo del sector. De hecho, en esta campaña, se ha registrado una producción nacional por primera vez por debajo de las dos millones de toneladas y un crecimiento de las importaciones del 18% con respecto a 2021, según el Ministerio.

De todo ello vamos a tratar en nuestra sección de A Debate donde en esta ocasión es protagonista la patata, en una mesa redonda celebrada en Madrid y moderada por la directora de la revista MERCADOS, Amalia del Río, en la que reunimos a cinco representantes del sector para abordar si existe realmente esta oportunidad y cuáles son sus retos en la actualidad.

PATATA NUEVA & CONSERVACIÓN

La apuesta por el producto local y la cada vez mayor preferencia del consumidor por la patata nueva hacen creer que es posible aumentar la demanda del producto nacional. ¿Existe una oportunidad?

A. Saénz: Tras la pandemia el consumidor dijo alto y claro que prefería el producto local y se acrecentó esta tendencia y, por ello, ahora existe una oportunidad. Ante esta realidad, el sector está reaccionando, en la producción local se está trabajando mucho, ayudados por la gran distribución que también tiene esa sensibilidad al estar en contacto con el consumidor. El sector afronta hoy en día muchos problemas, pero creo que la principal preocupación ahora es esta, en cómo trabajar para responder a esa demanda.

M. Iturmendi: Efectivamente, el producto local siempre es un valor añadido y un buen reclamo en los lineales. La temporada de patata nueva, de abril a noviembre, ha logrado extenderse hasta febrero, con renovación varietal y mucho trabajo por parte del sector, y está teniendo una muy buena respuesta del consumidor. Para ello hay que tener las variedades idóneas y no son tantas las que hay para segunda cosecha, es complicado pero se está trabajando en ello.

A. Betancourt: La demanda por el producto local se ha acrecentado y tenemos la suerte de que el retail cree en ello. El consumidor lo demanda, la gran distribución apuesta y nosotros como productores también lo tenemos claro. El cliente prefiere un producto de temporada, fresco, que culinariamente es mucho mejor.

J. M. Crespo: Estoy muy de acuerdo, de hecho, hay una persona en nuestro equipo que se encarga solamente de las compras locales. Hay una tendencia muy clara hacia el producto de proximidad, nosotros lo creemos así, incluso lo estamos favoreciendo, con un PVP más asequible, más visibilidad en tienda y dándoles preponderancia sobre los demás productos.

El sector afirma que no tenemos suficiente volumen para invertir en cámaras de conservación. ¿Es el momento de crecer para que merezca la pena este tipo de inversiones? ¿Por qué España no apuesta por la patata de conservación?

A. Saénz: Como no podemos acceder a la oferta de contraestación, tenemos que optar por producto conservado, y ahí es donde España tiene más dificultades. El área climática donde se produce la mayoría de la patata en Europa es más fresca y propicia mejor la conservación. Porque almacenar un tubérculo que en verano ha tenido un estrés de temperaturas altas, como sucede en nuestro país, es más complicado, por lo que uno de nuestros retos es aprender a conservar mejor el producto. En Francia hacen muy bien la conservación, donde son los propios agricultores los que almacenan, aunque es cierto que tienen más capacidad al ser más grandes. Aquí los pocos que conservamos somos la industria. Los agricultores españoles tendrían que coger dimensión y apostar por los almacenes. También habría que buscar zonas aptas para conservar patatas.

A. Betancourt: Estoy de acuerdo, es el clima lo que genera estrés en el producto, y también hay que invertir para poder conservar. Una de nuestras estrategias es ir creciendo en la capacidad de conservación porque consideramos que en algunos momentos va a ser necesario.

J. M. Crespo: Así es, lo que sucede es que también hacen falta instalaciones, la energía es muy cara y en la conservación es importante, aunque no lo único. Todos queremos un producto local, pero, ante todo, un producto de buena calidad, ya sea de fuera o nacional.

«Es positivo que, en la mayor región productora, Castilla y León, haya una interprofesional, esto puede ser una semilla que cale a nivel nacional»

M. Iturmendi: Aparte del clima, tenemos una limitación en el uso de productos que nos ayudan a la conservación. En Francia tienen las condiciones ideales para que la materia activa utilizada tenga su máxima eficacia, algo que no sucede en España, lo que complica el proceso. El tema de infraestructuras creo que no es el problema ya que los operadores de patata de industria de España cuentan con las mejores instalaciones de Europa y eso se podría aplicar a la fresca si de verdad tuviéramos la posibilidad de ser competitivos.

E. M. Castro: Hay una ventaja competitiva actualmente con respecto a Francia y es que la prohibición del clorprofam para la conservación va a reducir su capacidad. Eso va a hacer que entremos antes con la patata nueva, porque la conservación no va a durar tanto como lo hacía antes.

Magdalena Iturmendi, Meijer Ibérica

“El cliente prefiere una patata de temporada, fresca, que culinariamente es mucho mejor”
“Tenemos que hacer labor educativa de los segmentos culinarios dependiendo de la variedad y cumplirlos”
“Una de nuestras estrategias es ir creciendo en la capacidad de conservación porque consideramos que en algunos momentos va a ser necesario”

RETOS

Alargar el ciclo de patata nueva es una necesidad para el sector. ¿En qué medida se está trabajando en ello?

E. M. Castro: Llevamos a cabo segundas cosechas para alargar el ciclo, pero, por una parte, las producciones obtenidas son bajas y es un cultivo arriesgado y, por otra, cubre apenas dos meses desde diciembre y nos quedan unos meses para cubrir todo el año con patata nacional. Habría que buscar zonas nuevas.

A. Betancourt: Efectivamente es un esfuerzo enorme tener patata nueva de segunda cosecha. Es un producto que el cliente demanda y va a seguir creciendo, pero debe hacerse despacio, porque es un proceso con mucho riesgo.

A. Saénz: Estoy de acuerdo, el productor quiere completar el ciclo, pero soy también de la opinión que hay que ir poco a poco porque no es fácil. No solo es un reto nuestro, sino también de la distribución. Existe otro hándicap, y es que la patata nueva no puede estar en el lineal más de dos días. Y, por supuesto, creo que no debemos demonizar la patata de conservación porque, esta, bien gestionada, es perfecta.

M. Iturmendi: A nivel varietal, la tendencia es ir hacia variedades de ciclos más cortos. La ventaja de utilizar este tipo de variedades es que pueden ampliar la campaña al inicio y al final de esta, siendo muy importante en los meses finales donde las condiciones climatológicas adversas pueden condicionar las fechas de recolección en ciclos tardíos. En el caso concreto de nuestra casa de semillas, Lady Amarilla ha aportado una gran ventaja en las zonas de recolección tardía del norte de España.

Alain Betancourt, Patatas Meléndez.

“El cliente prefiere una patata de temporada, fresca, que culinariamente es mucho mejor”
“Tenemos que hacer labor educativa de los segmentos culinarios dependiendo de la variedad y cumplirlos”
“Una de nuestras estrategias es ir creciendo en la capacidad de conservación porque consideramos que en algunos momentos va a ser necesario”

Egipto está representando una amenaza competitiva en muchos productos últimamente. ¿Está quitándonos cuota de mercado también en patata?

A. Saénz: El año pasado importamos 8 mil Tn de Egipto, el doble que el año anterior (30% de las importaciones a España). El país se está preparando con inversiones de Estado para producir agronómicamente. Las restricciones de fitosanitarios están reduciendo las producciones en Europa, por lo que lo perciben como un mercado potencial. Aunque estas son patatas que van más a los mercados centrales, no a los retailers, de otro perfil y muy sensibles al precio.

M. Iturmendi: Creo que deberíamos presionar a la Administración ante la importación de estos países a los que le permiten usar otro tipo de productos no permitidos en Europa. Y el consumidor final lo desconoce.

Los costes están disparados, una realidad que se hace patente sobre todo en este sector que tiene un margen pequeño. ¿Cómo combaten esta situación? ¿Se está logrando repercutir en el producto?

A. Betancourt: No se ha podido repercutir toda la subida de costes al producto. Ante esto, la eficiencia es la única fórmula para poder seguir siendo competitivo y obtener márgenes que nos permitan continuar trabajando. Esto es parte de la estrategia que llevamos a cabo, por ejemplo, con la nueva fábrica que acabamos de inaugurar en Patatas Meléndez.

A. Saénz: Me parece oportuno destacar que se nos está demonizando como sector por la subida del precio de la patata y hay dos factores claves en esta realidad: la inflación de los costes e inputs agrarios; y otro factor es que el año pasado fue muy malo agronómicamente, con sequía. Al no haber producción y tener demanda, los precios fueron caros, pero no hubo especulación.

M. Iturmendi: Efectivamente, los agricultores han subido los precios para compensar en parte las pérdidas de producción que han tenido y aun así han perdido rentabilidad por esta situación.

J. M. Crespo: Hay mucha demagogia con esto. Estoy seguro de que los agricultores no están ganando más dinero y los márgenes en distribución son muy pequeños. Ellos han perdido margen con esta situación y nosotros también porque estamos copados en el PVP, no podemos estar fuera del mercado.

«La distribución española es la que más exige de estética externa a la patata de Europa»

 

La Interprofesional de Francia nos lleva años de ventaja en cuanto a organización del sector se refiere. ¿Podría ser nuestro modelo a seguir?

A. Saénz: El modelo francés cuenta con años de cultura, trabajo y de apoyo de la Administración. El país galo dispone de muy buenas organizaciones interprofesionales, que funcionan porque hay una ley que obliga a pagar una cuota fija a la interprofesional, algo que en España no existe. Hay temas que nos deberían unir, pero al final competimos entre nosotros mismos. Los retos prioritarios al que el sector debe enfrentarse son el aumento de la producción, el relevo generacional, el desarrollo de nichos de mercado como la patata nueva… son temas transversales y que nos afectan a todos por igual. Hay que resaltar algo positivo en nuestro país y es que, en la mayor región productora, Castilla y León, hay una interprofesional y esto puede ser una semilla que cale a nivel nacional.

M. Iturmendi: Hay muchos recursos que vienen de Europa que podríamos destinar a la promoción del producto si tuviéramos una organización que lo gestionara, alguien independiente.

J. M. Crespo: Creo que existe una falta de organización en España que provoca excedentes de producción porque hay veces que nos llaman para ayudarles a darles salida al producto. Por parte de la producción creo que debería haber unos cupos y la existencia de un ente a nivel nacional podría ayudar.

M. Iturmendi: Pues yo creo que en el campo cada vez se trabaja más bajo programación. Y el hecho de trabajar con variedades protegidas lo hace más fácil, ya que implica que protegemos más el mercado, no saturamos y damos una continuidad.

A. Saénz: Aunque cada vez se hacen más contratos, se siguen sin programar las campañas desde el momento de la siembra, y la mayoría de los agricultores siembran cuando hace buen tiempo. Y como siembren todos a la vez, al final supone un problema, con lo que cual efectivamente, si tuviésemos unas estructuras o una interprofesional, este proceso estaría más regulado.

Por qué no hay marcas en patata:
• Al ser un producto tan básico, es difícil, ya que no suele ser un producto marquista.
• Poca gente ha logrado un reconocimiento en el mercado.
• El tema de marcas se ha derivado más hacia marcas del distribuidor, con elevadas exigencias para darle prestigio a su marca blanca.
• En patata no es tanto la marca lo que se mira, sino más bien el origen (por ejemplo, de Sanlúcar de Barrameda).

POSICIONAMIENTO EN EL LINEAL

Ahora que reducir el desperdicio alimentario está en primera línea, ¿qué se podría hacer para concienciar a la cadena para aceptar la patata como un producto con fallos a nivel visual?

E. M. Castro: Tenemos unas exigencias muy elevadas de calidad, también a nivel visual, aspecto que provoca que muchos productores no se arriesguen a cultivar. Cada vez menos productores quieren hacer patata de consumo y en Europa apuestan más por la industria de la patata frita. Además, la escasez de productos de los que disponemos nos limita, por lo que los productores van a desaparecer como no bajen esos requisitos.

J. M. Crespo: Todos hablamos de que hay que concienciar sobre la existencia de productos feos o no tan comerciales, y de su aprovechamiento, esa es la teoría, pero después está la práctica y lo que se compra realmente. Nadie compra una manzana marcada… En general, quiere un producto bueno y bonito, lo que conlleva un desperdicio. Habría que diferenciar entre el aspecto interior y exterior. Igual estarían dispuestos a pagar algo menos por un producto menos bonito, pero si va en la misma cadena de producción y selección no va a haber tanta diferencia de precio.

A. Betancourt: Esa es la realidad, el cliente compra por la vista, y cuanto más bonito y estandarizado mejor, pero al final son productos frescos que vienen del campo y eso supone un porcentaje de aprovechamiento bajísimo y desperdicio, además de bajo precio, aunque sean productos de alta calidad. En algún momento algo cambiará. Hoy en día hay falta de materias primas y eso antes no pasaba. El esfuerzo para ofrecer un buen producto debe ser mayúsculo, pero que sea rechazado solo por la parte estética duele. Hay cosas mínimas que se rechazan y debe haber un límite. No se debe desperdiciar el producto en el campo porque sea feo, que sea sano y rico es lo importante. Es un tema de muchísima formación de los consumidores.

M. Iturmendi: Es muy importante el tema educacional que vendría muy bien respaldado por una organización. El plátano nos convenció a todos de que las manchitas era el nuestro. Al final es educación del consumidor.

A. Saénz: En todo este esfuerzo que hace Europa por la sostenibilidad, no contempla el desperdicio que se produce en el campo, muchas veces por el aspecto visual del producto. Hay que aprovechar todo lo que se produce. Necesitamos campañas para que el consumidor sea consciente de que, porque una patata o una naranja tengan algo en la piel, no le pasa nada. A nivel europeo, en España es donde más se exige una estética externa perfecta. Sin embargo, no debemos destruir la apuesta por presentaciones bonitas, hay un público que lo paga y el buen agricultor se beneficia de esto, pero también puede haber otro tipo de producto más barato. Es el momento de hacer campaña a nivel institucional en favor de la sostenibilidad. Esto también implica que, como sector, busquemos alternativas de consumo a estos productos sanos y sabrosos que no son tan bonitos. Es un reto sectorial.

Alfonso Saénz de Cámara, Udapa.

“Nos ha ayudado mucho que la distribución aprecie sus propias marcas para impulsar toda la estrategia de segmentación”
“Parece que cuando hablamos de patata nueva, demonizamos a la de conservación y esta, bien gestionada, es perfecta”
“Me gustaría subrayar que los agricultores no estamos especulando, sino que el año pasado hubo dos factores: costes disparados y sequía”

¿Cómo se están comportando los niveles de consumo? ¿Sirve la diferenciación que se está haciendo en patata para incentivar la compra del consumidor?

J. M. Crespo: Ha bajado el consumo de carne, de pescado y está bajando el de fruta en volumen, al menos un 17%. Sube la hipoteca, la luz, el gasoil y se destina el gasto a otros productos, la gente no ve prioritaria la alimentación y los precios van a seguir subiendo. Lo que está haciendo el consumidor como medida de ahorro es ir más a menudo a comprar, adquirir menos y tirar menos. Aun así, es importante darle al consumidor una categoría viva, con novedades, variedades y con algo muy bueno, cambio de packaging… Y quitarle de la cabeza que es un producto que engorda.

«Hay que buscar zonas nuevas más frescas para producir y conservar patata nueva»

A. Betancourt: Vivimos una crisis general que provoca cambios. En patata somos afortunados por ser un producto básico. En cualquier caso, hay menos consumo de la fresca hacia productos transformados como tortilla, ensaladilla… Pero en estos momentos surgen oportunidades, por ejemplo, trabajamos en ser más eficientes y eso nos servirá de cara al futuro.

M. Iturmendi: Yo también lo veo como una oportunidad. Debemos intentar transmitir al consumidor todo el esfuerzo que estamos haciendo y muchos cambios en poco tiempo.

A. Saénz: Es una crisis de costes para todos, un poco distinta a otras. Afortunadamente hay empleo. Entonces es una cuestión de prioridades. Por suerte los productos frescos y, concretamente, la patata, han transitado bien las crisis por ser un producto básico. Aunque vemos que el consumo fresco baja en general y claro que es preocupante. Como consumidores deberían destinar más presupuesto a la alimentación y ser menos exigentes en cosas que no son importantes.

José Manuel Crespo Banegas, El Corte Inglés

“Lo importante es que el producto sea bueno, de calidad, ya sea de fuera o nacional”
“Se están recuperando los niveles de IV y V Gama, incluso están creciendo a doble dígito”
“Con esta inflación, el agricultor ha disminuido su margen y nosotros también, por lo que todos hemos perdido”

INNOVACIÓN

El desarrollo de variedades ha jugado un papel importante al ofrecer cada día un producto de mayor calidad. ¿Cómo ha respondido la oferta varietal a la demanda del consumidor?

M. Iturmendi: La renovación varietal viene impulsada por la demanda de los clientes y respaldada por los supermercados. Como casa de semillas y obtentor, siempre adoptamos una perspectiva de futuro de al menos cinco años vista, estudiando la futura demanda del consumidor. Dentro de la gama de variedades que tenemos, vamos seleccionando. El gran hito en esta trayectoria, bajo mi punto de vista, es que se empezó a hacer muchísima segmentación de las variedades: especial freír, microondas, guarnición… Y eso ha venido para quedarse. En lo que nosotros centramos nuestra investigación ahora es en los requisitos normativos. Especialmente en un tema que yo considero muy importante, es decir, las limitaciones que tenemos en productos fitosanitarios. Así, la tendencia en nuevas variedades es hacia productos que requieren menos inputs, tanto de fertilizantes como de variedades con mayores resistencias.

A. Betancourt: Nosotros pensamos que aún queda mucho camino por recorrer. De hecho, aún hay clientes que creen que una patata sirve para todo. Esto refleja que no lo hemos hecho suficientemente bien, ni los productores ni los distribuidores, porque cuando se etiqueta un producto para freír, a veces no corresponde. Además, nosotros como proveedores, junto con el retail, tenemos que hacer labor educativa de los segmentos culinarios. En este camino, la distribución está apostando por su marca propia con la segmentación y comunicándolo. Hay que seguir trabajando en ello.

La línea de IV y V Gama está registrando un crecimiento en el lineal a doble dígito, ¿cómo se puede trabajar para seguir potenciándola?

A. Betancourt: La preferencia del consumidor es tener un producto más cómodo y rápido, de conveniencia. Tenemos que seguir trabajando en innovación y seguir buscando dónde están las oportunidades en IV y V gama. Es un nicho pequeño a nivel porcentual de momento, pero estamos seguros de que hay una oportunidad. Pese a la inflación, creo que es un segmento que seguirá adelante. Tuvo cierta desaceleración en pandemia, pero se está recuperando a una velocidad tremenda.

M. Iturmendi: La IV y V Gama es una oportunidad más para el producto, pero no tiene un portfolio varietal específico. El sector ya está segmentado en usos culinarios y es así cómo se divide para esta línea de negocio.

Eva María Castro, Patatas Meléndez

“El problema de las segundas cosechas son las producciones bajas, y es muy arriesgado”
“La temporada de patata de conservación francesa durará menos por falta de soluciones y eso permitirá entrar antes en el mercado a la nueva”
“Tenemos unas exigencias de calidad muy elevadas y sin productos fitosanitarios es muy complicado”

J. M. Crespo: Se están recuperando los niveles de IV y V Gama, incluso creciendo a doble dígito. El consumidor cada vez tiene menos tiempo, no sabe prepararlo o no quiere cocinar. Cada vez aumenta más esa tendencia, por lo que estoy seguro que irá creciendo en IV y V Gama.

A. Saénz: Sí que hay una tendencia clara a productos más elaborados. Pero no sé por qué la patata cortada cuesta más venderla que una lechuga preparada, hay más reticencia. Es una línea necesaria para dar salida a todo tipo de categorías del productor. Ojalá se desarrollen líneas de trabajo para evitar el desperdicio.

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