Conocida por sus producciones de zanahoria y patata, en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) encontramos hoy un cultivo en pleno crecimiento: el boniato. Para la cooperativa Frusana, se ha convertido ya en su principal producto, con más de 20.600 Tn en la campaña pasada. “De nuestras 700 hectáreas, 500 corresponden a boniato y todo nos hace pensar que seguiremos creciendo”, nos explica Juan Manuel Rodríguez, presidente de Frusana, señalando que, si bien ese crecimiento en los últimos 10 años ha sido de en torno al 30%, a partir de ahora será ya más pausado, situándose alrededor del 10%: “Con el volumen que disponemos, podemos considerarnos la mayor productora de boniato de Europa”.
“ El consumo está aumentando gracias a sus beneficios para la salud
La apuesta por este cultivo responde al incremento de la demanda que hoy por hoy hay en el continente. A diferencia de Latinoamérica o incluso en Portugal, donde el consumo per cápita es de 2 kg por persona y año, en España no llegamos a los 400 gramos, siendo incluso inferior en el resto de Europa: “Hay un gran potencial de crecimiento, sobre todo porque se están dando a conocer los beneficios de este producto para la salud y se están diversificando sus usos culinarios”, argumenta Rodríguez. Y es que, si hace unos años el uso del boniato se limitaba a los postres y la industria (puré, alimentación infantil, espesantes…), hoy en fresco es donde más versatilidad encontramos: “Incluso muchas cadenas de cocina rápida lo están ofreciendo como alternativa a la patata”, añade el presidente de la entidad.
Fuertes inversiones
Conscientes del potencial del boniato, están llevando a cabo fuertes inversiones en campo y en su central. En lo que respecta al cultivo, además de las variedades tradicionales California, Beaurregard y Georgia Jets, realizan pruebas con un nuevo material, Orleans, para adaptarse así a las exigencias de los nuevos consumidores.
Por otro lado, están invirtiendo en unas instalaciones específicas para este cultivo, con un secadero de gran capacidad, que le permitirá extender la comercialización más allá de diciembre, fecha en la que termina la recolección: “Queremos desvincular la producción de las ventas y poder comercializar nuestro producto hasta marzo”, apunta Rodríguez.
Vivimos pues el despegue de un cultivo y de una empresa, cuyo consumo en fresco aún está, tanto en España como en Europa, lejos de lo deseable a pesar de sus cualidades beneficiosas para nuestra salud.