“Antes de apostar por los fondos de inversión, priorizaría todas aquellas medidas que favorecen a las empresas familiares”. CSIC
Tomás García Azcárate, investigador del CSIC.
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¿Cree que estos fondos de inversión vienen con intención de quedarse, de dar estabilidad o, por el contrario, considera que solo vienen a especular, atraídos por su rentabilidad?
Los fondos de inversión han apostado a gran escala en el sector agrario como consecuencia de la abundancia monetaria resultante de las políticas de estímulo de los bancos centrales. Nuestro sector nunca ha sido su prioridad. Se han incorporado a un sector donde los cambios tecnológicos requieren dimensión e inversiones, como es el caso del olivar o el almendro en seto, el pistacho o los invernaderos en producción integrada o ecológica. Su permanencia dependerá de la rentabilidad obtenida con respecto a otras inversiones, pero esto no es un problema. La experiencia del pasado muestra que su salida va acompañada de la entrada de actores más tradicionales del sector.
¿Aceptaría que un fondo de inversión entrase en el capital de su compañía?
Respecto a si permitiría entrar a los fondos en mi compañía, mi respuesta es que yo no tengo una empresa, pero creo que esta decisión depende de cada estrategia empresarial. Un empresario familiar muy conocido del sector vinícola me contaba un día, cuando le pregunté porque no ampliaba su negocio ante el éxito que tenía, que había llegado a la dimensión que, con su hijo, podía controlar. El salto cuantitativo requería inversiones y la entrada de un socio inversor, con todas las obligaciones que esto genera. Él no quería meterse en esta dinámica y su objetivo ahora era intentar cada año subir unos céntimos el precio de sus caldos.
«Los fondos de inversión aceleran el cambio tecnológico»
¿Cree que la llegada de estos fondos afectará más a profesionales como los agricultores, que los verán con malos ojos y alejados de la realidad del mundo agrícola? ¿Afectará en los intermediarios que hay en el sistema?
Yo daría dos respuestas, a nivel micro y a nivel macro. A nivel micro, siempre hay algo que aprender de los mejores, y este es el caso. A nivel macro, los cambios tecnológicos se aceleran, y la dimensión de escala aumenta la oferta y reduce su coste unitario de producción, en perjuicio de los agricultores que no han adoptado estas tecnologías (el cultivo en seto, por ejemplo) o no han alcanzado este tamaño. Hay que ser conscientes de que los fondos de inversión no crean el cambio tecnológico, sino que lo movilizan, aceleran cambios que, de todas formas, se iban a producir.
La respuesta de aquellos que, por convicción, priorizamos la agricultura familiar, sería una apuesta por consolidar la dinámica empresarial y por promover organizaciones productivas y comerciales de los productores para mejorar su eficacia productiva y tecnología, así como su rentabilidad.
¿Cree que reinvertirán parte de los beneficios en la mejora de la estructura y el posicionamiento de las empresas donde se han introducido? ¿Considera que la entrada de estos fondos puede amenazar el modelo de producción sostenible iniciado por el sector?
Invertirán todo lo que tengan que invertir para seguir manteniendo sus ventajas competitivas y, por lo tanto, su rentabilidad. En cuanto a la sostenibilidad, el tema va por barrios. Los cultivos leñosos han sido los grandes beneficiarios del aumento del regadío en España (a los ya nombrados, podemos añadir la vid). Tenemos hoy, y mucho más, mañana, un problema grave de sequía producida por el cambio climático y por el aumento del consumo.
No hay agua para todos y para todo. Se debe mejorar aún más su uso, se debe actuar sobre la oferta con aguas residuales o desaladas, pero, no nos engañemos, también habrá que actuar sobre la demanda. Y cuando se haga, hay una pregunta clave: ¿Se priorizará únicamente la eficacia productiva alcanzada (en cuyo caso se favorece por ejemplo al cultivo en seto) o la agricultura familiar aunque sea menos productiva a corto plazo?
De los casos que conoce, ¿qué opinión le merecen? ¿Son todos iguales o hay matices que los diferencian?
Yo al empresario, entendido como aquel que emprende, como al trabajador, entendido como aquel que trabaja, le tengo siempre mucho respeto y no voy a reprochar a ningún empresario que, respetando la legislación vigente, intente y consiga ganar dinero. Incluso, muchas veces siento admiración por su labor. Luego, está el factor personal, las simpatías (o recelos) que me despierten algunos, sus estrategias personales y convicciones morales. Pero son irrelevantes en cuanto al análisis de fondo. Finalmente, está mi opción ideológica. Como tampoco hay dinero para todos y para todo, yo priorizaría claramente todas aquellas medidas que favorecen a las empresas de los agricultores familiares. Entramos en el campo de la ideología de cada uno y creo que conviene explicitarlo y separarlo del análisis económico.