Arranca la comercialización de las naranjas de sangre

La sanguina es una variedad de naranja que se caracteriza por tener la pulpa de un intenso color rojo oscuro, semejante al jugo de la frambuesa, como la sangre, de ahí su nombre. En su día, los naranjos de sangre ocuparon gran parte de la superficie agrícola del campo de Mula, zona donde las bajas temperaturas durante el invierno favorecen el especial cromatismo de estos cítricos. Sin embargo, hoy día son escasos los ejemplares que aún permanecen en pie. A lo largo de los años han ido desapareciendo la mayoría de sus variedades, cultivándose casi de forma exclusiva la Sanguinelli. Su bajo calibre y la baja rentabilidad que sacan los agricultores por ellas ha propiciado la disminución progresiva de la superficie y de la producción, no solo en la Región, sino también en otros territorios del sureste español.

Aunque, ante tales circunstancias, parece que la sanguina tiene los días contados, su futuro aún no está escrito. Incluso puede que en los próximos años recupere el esplendor perdido. Desde hace varios años, los técnicos e investigadores del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (IMIDA) están trabajando en diversos proyectos para aumentar la producción de naranjas sanguinas, seleccionando aquellas que resulten más atractivas para el consumidor y que mejor se adapten a los estándares de calidad y tamaño exigidos por los mercados internacionales.

Pruebas sobre once variedades

Estos estudios se están llevando a cabo sobre once variedades, tanto tradicionales como introducidas o en fase de registro. Éstas presentan distintas coloraciones, que van desde el naranja-rojo suave hasta el más intenso, que llega a ser casi púrpura. Este material vegetal ha sido cedido por el Banco de Germoplasma del Instituto Valenciano de Investigación Agraria (IVIA).

Uno de los retos al que aspiran los expertos del IMIDA es conseguir aumentar el calibre de estos cítricos. Al respecto, Ignacio Porras, jefe del departamento de Citricultura y Calidad Alimentaria del IMIDA, indica que se han realizado diversos ensayos con la variedad Sanguinelli, la que más se cultiva tradicionalmente en la Región, plantada sobre diversos patrones. Así, se ha observado que el uso del Citrus macrophylla y del Citrus volkameriana hace mejores calibres que el tradicional naranjo amargo o mandarino Cleopatra. Respecto al primero, el investigador afirma que «hasta ahora está dando muy buenos resultados». «Los árboles no presentan problemas de floración, ni de cuaje y consiguen buenas producciones y buen color y calibre». Esto se ha conseguido con el uso adecuado del abono nitrogenado. «Este no debe ser abundante ya que da lugar a un exceso de tamaño y que los frutos se sequen por dentro», aclara.

Cuestión de frío

Respecto a la coloración, Porras indica que el factor más determinante es el frío. El fruto adquiere su máxima coloración entre los meses de febrero y marzo. Por lo tanto, sería viable el cultivo de Sanguinelli en las zonas frías de la Región, que aunque hiele, las temperaturas no bajen de los tres grados bajo cero. De esta forma se conseguirá que el patrón tenga un buen comportamiento y que el color de la naranja sanguina sea rojo intenso y de buen calibre, que es lo que demanda el mercado.

En el IMIDA se están llevando a cabo otras pruebas sobre el uso de los portainjertos más adecuados, para determinar las fechas más propicias para su recolección o medir el grado de incidencia del estrés en la calidad del fruto.

Más consumo en el norte de Italia

El consumo del grupo de naranjas sanguinas ha ido disminuyendo paulatinamente y en la actualidad es muy difícil encontrarlas en grandes superficies y supermercados.

Este panorama podría cambiar en el futuro si a través de los proyectos llevados a cabo en el IMIDA se obtiene el calibre deseado para que estas variedades sean rentables para los agricultores. Según explica el investigador Ignacio Porras, estas variedades tienen un gran potencial comercial puesto que destacan por su alto contenido en antocianos y flavonoides, compuestos que se asocian a una reducción en la incidencia de las enfermedades cardiovasculaes y del riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer, «lo que representa un valor añadido».

En este sentido, el experto señala que debido a sus grandes propiedades para la salud se ha realizado una importante promoción en Italia, tanto para el mercado en fresco como en zumo envasado, habiendo conseguido aumentar su consumo, sobre todo en el norte del país. «Aunque la superficie dedicada a las sanguinas nunca alcanzará a la de otras naranjas como Nevalina, la Washington navel o Lanelate, es un producto diferencial que puede alcanzar una alta aceptación en los mercados», indica Porras.

Cuanto más rojo más saludable

Las naranjas sanguinas obtienen su característico color rojizo por la presencia de antocianos, colorantes naturales pertenecientes al grupo de los flavonoides. El departamento de Citricultura del IMIDA, junto a la Universidad de Murcia, está estudiando cómo aumentar su contenido en estos frutos, ya que a estas sustancias se les atribuyen propiedades antioxidantes y beneficiosas para la salud.

El investigador Ignacio Porras informa de que, con el objetivo de aumentar el contenido de antocianos, se han utilizado mallas de sombrero y se han empleado distintos patrones, «aunque los resultados no han sido los esperados». También se han realizado ensayos en cámaras de almacenamiento para comprobar si el nivel de antocianos sube o disminuye a lo largo del tiempo. «En la UMU se están estudiando las rutas metabólicas y los genes implicados en la síntesis de antocianos. Estos trabajos son arduos y están en sus inicios, así que aún falta mucho para obtener resultados», apunta.

Fuente: La Opinión de Murcia.