“Cuenta una ‘leyenda’ que el origen de la agricultura se debe a una mujer que habitaba el Creciente Fértil ocho o nueve mil años atrás, en el periodo Neolítico, cuando de forma consciente plantó las primeras semillas con el fin de conseguir alimento…” Este es el inicio del libro “Mujeres de tierras almerienses” (2017), de la escritora Araceli Sobrino Martínez con la que la Revista Mercados ha querido tener una conversación coincidiendo con la celebración del día 8 de marzo.
Araceli Sobrino Martínez, nacida en Laroya (Almería) en 1962, fue pionera en los años 90 en los que cofundó una agencia de comunicación especializada en el sector agrícola para reforzar la imagen de las empresas hortofrutícolas que comercializaban a Europa creando más de 200 marcas corporativas para sus productos. Con 42 años comenzó a estudiar Filología en la UNED y dió pistoletazo de salida a su carrera como escritora en la que se propuso situar a la mujer como la protagonista de sus historias, escritas desde una perspectiva de género.
En su libro, Mujeres de tierras almerienses, cuenta las historias de 15 mujeres dedicadas de forma profesional al sector agrario en la provincia de Almería: pastoras, ingenieras o biólogas componen las páginas de un libro, realizado con el objetivo de visibilizar el papel del mujer en el campo y en las empresas hortofrutícolas. Actualmente se encuentra trabajando en el proyecto “Historias de Almería en femenino”.
- ¿Cuál es y ha sido tu experiencia personal en el desarrollo de tu carrera profesional ligada al sector agrario? ¿Has sentido discriminación o escollos por el hecho de ser mujer?
Toda mi vida he tenido relación con el agro almeriense bajo plástico que nace en los años 80 y dura hasta hoy. En el año 94, la comercialización de la producción hortofrutícola de los invernaderos se estaba afianzando a nivel europeo y es cuando cofundo con un equipo de diseño una agencia de publicidad denominada “Tricolor, diseño y publicidad”. Hicimos algo que en El Ejido no se había hecho antes: reforzar la imagen de las empresas que comercializaban a nivel europeo y crearles la necesidad de poner el foco en la imagen corporativa de la empresa, pero sobre todo en la imagen de marca. Quisimos hacerles entender que no solo bastaba con tener un buen producto, sino que el envase también tenía que ser atractivo.
Fuimos fundamentales y pioneros, sobre todo, porque llegamos a hacer un acuerdo con las multinacionales de cartón y renovamos todo el packaging y la imagen corporativa de las empresas. Esto causó un efecto dominó y se sumaron muchas empresas del sector como S.A.T Costa de Almería, S.C.A. Carchuna La Palma (Granada) o Nature Choice. Fue una revolución y algo de lo que me siento particularmente orgullosa, estuve en primera línea dirigiendo la empresa y llevando la cartera de clientes. Llegamos a crear más de 200 marcas corporativas, no sólo en Almería, sino que también trabajamos en Lleida con fruta de hueso o en Huelva para la fresa.
“Sí que recuerdo que cuando acudían los clientes a la oficina, en su mayoría hombres, cuando yo les abría la puerta, preguntaban por el jefe”
Siempre he trabajado en un mundo en el que todas mis negociaciones eran con hombres. Lo llevé muy bien, aunque la competencia era muy fuerte, pero me supuso un aprendizaje y crecimiento personal.
- En el sector agrario también se te conoce por tu obra “Mujeres de Tierra Almeriense”, ¿cuándo y por qué te iniciaste en la escritura? ¿Qué te llevó a escribir esta obra?
Desde pequeña tuve en mente la idea de escribir, pero nunca tenía tiempo, ni muy claro lo que quería contar. Al cesar de mi actividad laboral en 2001, me matriculé en Filología por la UNED y comencé la carrera con 42 años, con la vista puesta en publicar. En este momento, me di cuenta de la ausencia de las mujeres como autoras referentes, desde la época de la Grecia Clásica hasta el siglo XX. Esto me impactó y me reafirmó en el hecho de que teníamos que tener más visibilización en todos los sectores, incluido en el campo. En mi mente hacía esa transferencia de la agricultura a la literatura y veía que en los dos ámbitos los titulares o referentes siempre eran los hombres. Tomé la determinación de que toda mi obra literaria sería desde una perspectiva de género con la mujer como protagonista.
En el contexto en el que escribo “Mujeres de tierra almeriense”, estaba en auge la invisibilización de la mujer. Entonces, aprovechando mi relación con los diferentes sectores, hice una investigación para buscar 15 mujeres protagonistas que estuvieran trabajando en sectores muy relacionados con la tierra, no solo agricultoras. Y de ahí quise dar a conocer a mujeres que ya eran muy conocidas y a otras que no lo eran tanto, pero que sacaban adelante sus empresas, sus invernaderos, sus medios de vida… Biólogas, ingenierías técnicas agrícolas, pastoras, que trabajan en el sector del turismo rural, etc.
- ¿Ha evolucionado esta invisibilidad que tú denuncias? ¿Cómo ves la situación de la mujer en el sector agro actualmente? ¿Tiene algún proyecto entre manos?
Siempre me gusta ser crítica conmigo misma la primera, y con el entorno cuando hablamos de feminismo, de igualdad o de cualquier tema que nos afecte a las mujeres. Creo que las que estamos al frente y decimos que necesitamos dar pasos e igualarnos, lo podemos hacer con reivindicaciones que pueden parecer agresivas, pero es la necesidad de que nuestra situación se tenga en cuenta. Si con este tipo de acciones consigo que las personas reaccionen y que se empiecen a cambiar titulares como “los agricultores almerienses” por genéricos como “el empresariado almeriense”, me daré por satisfecha.
Ahora estoy trabajando en un proyecto a través de la Federación de Mujeres del Poniente y la Alpujarra por la igualdad en el que voy a crear una enciclopedia “En femenino almeriense del siglo XX”. Estoy recogiendo historias de todos los pueblos de Almería de mujeres famosas y no famosas para dar a conocer cómo la mujer ha transformado el siglo XX.
Las mujeres y los hombres que trabajamos por la igualdad en Almería sabemos que el patriarcado sigue muy presente en las zonas rurales. Todavía encuentro mujeres que me contestan a mis preguntas sobre su vida con un “Pero si yo no he hecho nada”… Cuando una mujer cree que, aún siendo una pionera en algo, no ha hecho nada, es que todavía queda mucho por cambiar y mejorar.
Tengo miedo de que tanto en Almería como a nivel nacional, ocurra un retroceso de todo lo que se ha conseguido hasta ahora. Porque me encuentro con mujeres que les cuesta dar el paso de contar sus historias por miedo a que esto les haga significarse, sobre todo en las zonas del interior almeriense. Aunque sí que es cierto que las mujeres profesionales del sector, que ya son de otra generación y que han ido a la universidad en los años 90 o por su propia experiencia de vida en sectores masculinizados, son diferentes. En su momento causaron una revolución llegando a un mundo mayoritariamente de hombres bajo invernadero a decirles con sus labios pintados cómo se tenían que hacer las cosas o lo que se tenía que cambiar.
Está habiendo un avance, pero probablemente hay un segmento de la población de unos 30 años que no saben lo que han luchado las mujeres para hacernos el hueco y parece que vuelven al romanticismo de mi chico delante y yo detrás”, y eso me preocupa.