Estamos viviendo años históricos y muy interesantes. Es quizá el equivalente actual a lo que otras generaciones han vivido en forma de guerras, desastres naturales y pandemias. No es necesario profundizar para ver la enorme diferencia entre las pandemias actuales y las anteriores. Ahora se vive todo con mucho más drama, debido, seguramente, al efecto de los medios de comunicación y las redes sociales. Todo ello, indudablemente, nos afecta como sociedad y, por tanto, influye en el consumo y en las empresas.
Tuvimos un primer envite en 2020 y todos nos asustamos mucho por lo que podía pasar. Posteriormente, el año fue razonablemente bueno. Lo que ha ocurrido en 2021 ha sido que la apertura de restricciones nos ha perjudicado por el descenso del consumo y ha habido más presión sobre nuestros productos, siendo, en conjunto, un año más complicado que el anterior.
«Los mercados no están cambiando por el COVID-19, nunca han dejado de cambiar»
La perspectiva para 2022, con el tremendo aumento de costes, es, cuanto menos, un reto. Si con unas ventas no exultantes no podemos trasladar al cliente todo el incremento de costes, vamos a tener que asumirlo, erosionando los ya menguados márgenes. Para eso nadie está preparado, es duro financieramente y, sobre todo, mentalmente. Desde el punto de vista financiero, se puede superar si tienes una empresa saneada y fuerte; pero mentalmente es demoledor para el empresario que se ilusiona, arriesga, trabaja duro y, al final, no ve resultados. La subida de costes siempre ha estado, es la eterna lucha entre proveedores y clientes. La diferencia ahora es que se ha producido de forma rápida y abrupta. Falta ver si va a ser permanente o solo temporal.
Para afrontar el futuro, deberíamos tener un poco de perspectiva y, para ello, propongo varias reflexiones:
- Lo peor ya ha pasado, por mucho que nos asusten con nuevas cepas y brotes. Nada podrá superar lo que ya vivimos en 2020.
- Cuando esperamos la normalidad en los mercados, ¿a qué nos referimos? ¿Alguna vez los mercados hortofrutícolas han sido estables y normales? En nuestro sector siempre estamos o faltos, o sobrados: por cuestiones climáticas, sobreproducción, por falta de consumo… No podemos pedir lo que nunca hemos tenido.
- El futuro siempre es mejor que el pasado y todo evolucionará también en positivo cuando este revuelo pase. Estoy convencido de que viviremos en un mundo mejor, más conectado, más unido, más ecológico e innovador. Este reto a nivel planetario ha puesto de manifiesto lo extraordinariamente adaptativo que es el ser humano.
- Los mercados no están cambiando por el COVID-19. Los mercados nunca han dejado de cambiar.
Mientras tanto, nuestra prioridad de trabajo se centra en adaptarnos a la nueva situación de mercado y reordenar algunas líneas de ventas y productos. Así, hemos abierto nuevos mercados ante la presión de que otros no funcionaban y en los que vamos a trabajar para ver si pueden desarrollarse mejor. Y este año 2022 lo afrontamos con ilusión, confiamos en que el COVID-19 deje de ser noticia de primera plana todos los días.
Como conclusión y estrategia, tengo la misma receta que he venido aplicando en los últimos 25 años: trabajo, trabajo y trabajo; calidad, honradez, humildad, sentido común e innovación. Estos son los valores de nuestra estrategia empresarial, y a toda aquella empresa que los lleve a cabo le irá bien en todos los entornos.
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