Si algo tiene claro Thomas Andersson, gerente de Unexport, es que “la pandemia sí que ha influido en los hábitos del consumidor y su evolución afecta directamente al consumo, sea en positivo o negativo”. La crisis sanitaria ya ha comenzado a derivar en una crisis económica, el poder adquisitivo de los consumidores se está viendo debilitado y estos, según Andersson, “actualmente no pueden destinar una mayor parte de su presupuesto para alimentación a productos con un carácter diferencial”.
En este sentido, recuerda cómo durante el confinamiento aumentó la demanda de lechuga Iceberg por parte de los supermercados y el retail; sin embargo, su consumo se hundió en el canal Horeca, cerrado a cal y canto durante meses. Hoy, la situación es algo distinta. Si bien es cierto que la lechuga Iceberg sigue siendo “un producto indispensable en las líneas de suministro”, también lo es que “existe un mayor interés por parte de los supermercados en tipologías como la Romana, entre otras, que resultan más estables en precios”. Pero Andersson es cauto: “Creo que aún estamos lejos de un cambio varietal”.
«Aún a día de hoy, es difícil prever cómo se va a desarrollar la campaña»
El gerente de Unexport no esconde las dificultades que entraña programar una campaña en la que las pautas de consumo nada tienen que ver con las de años anteriores. Es más, lamenta que, aún a día de hoy, “es difícil prever el desarrollo del año”. Precisamente por ello, aboga por la paciencia y espera que, a medida que avance la vacunación en nuestro país, y si la pandemia llega a estar bajo control, “podamos tener claro cuáles de esos nuevos hábitos de consumo han llegado para quedarse definitivamente”.