Citrus Growers Association (CGA), lobi citrícola sudafricano con grandes intereses comerciales en la Unión Europea y que aglutina a grandes multinacionales hortofrutícolas, advierte de que ha multado a empresas de su país que exportaron naranjas y mandarinas a través de puertos españoles. En su última memoria de actividad, esta patronal sostiene que los controles fitosanitarios de mercancías en emplazamientos marítimos españoles –hechas por funcionarios del Estado en los Puestos de Inspección Fronteriza (PIF)– muestran un «exceso de celo» profesional.
Según esta organización empresarial, los puertos españoles, a través de sus controles, realizan una acción que califican «perturbadora de cara a maximizar rendimientos por lo que no beneficia a nadie». Es más, informa que en 2018 se produjeron algunas «fugas» de exportadores sudafricanos que remitieron «pocos contenedores» pero que motivó una «investigación completa» por contravenir las directrices de Citrus Growers Association.
RECAUDACIÓN / En ese sentido, indica que «los autores fueron visitados y prometieron que no volvería a pasar. Todos estuvieron de acuerdo en pagar por sus acciones y en contribuir con fondos a CRI (un instituto de investigaciones agrarias de Sudáfrica) para la investigación de CBS (la conocida como mancha negra)». La patronal no cuantifica en su dura advertencia sobre la cuantía de las sanciones económicas, aunque según fuentes del sector son elevadas. Los programas para evitar la plaga tienen un coste anual de unos 122 millones de dólares al año. Estos pagos vienen muy bien para financiar esos programas.
La amenaza se produce tras el alza de ventas de agrios del país austral en Europa, sobre todo tras el acuerdo comercial de 2016 con la Unión Europea y que permite desembarcar su producción con aranceles reducidos. De hecho, la memoria de CGA califica de «notable éxito» la campaña del 2018 con una cifra récord de 815.000 toneladas, absorbiendo la UE «alrededor del 40% de la producción citrícola sudafricana».
En España, las exportaciones han crecido un 21% hasta finales de septiembre del 2019, en comparación con el total de 2018, al alcanzar 1.421 toneladas de cítricos, canalizados sobre todo a través del puerto de Vigo.
La patronal citrícola sudafricana reconoce abiertamente que en el 2015 dejaron de pasar por puertos españoles porque encontraban más mancha negra de la «debida». Y destaca que gracias a no pasar por España y volcarse por puertos como el de Rotterdam (Holanda) lograron evolucionar «de 28 rechazos en 2014 a 2 en 2018». De los datos facilitados entonces por Citrus Growers Association, ampliado con las estadísticas oficiales en cuanto a la importación, se deduce que, por cada 40,1 inspecciones realizadas por los técnicos portuarios españoles se produjo un rechazo. La cifra contrasta con la laxitud de Holanda, que necesitó 966 revisiones para identificar al hongo.
Durante los últimos 15 años, Sudáfrica ha liderado sistemáticamente el ránking de países terceros con mayores problemas fitosanitarios en cítricos detectados en los puertos europeos.
Fuente: El Periódico Mediterráneo