Confianza ante la escasez
La falta de agua que se ha registrado este año como consecuencia del cambio climático en las producciones de nuestros proveedores, ha generado dos efectos en los lineales. El primero, y visible por parte de los consumidores, es que los productos son de menor tamaño existiendo poca disponibilidad de calibres acordes con nuestro estándar establecido. El segundo es la menor cantidad de producción y, por lo tanto, la necesidad de acudir a más fuentes de aprovisionamiento. En nuestro caso, la confianza y transparencia de la información es un factor clave, tanto con el consumidor como con nuestros proveedores y compañeros de viaje. Siempre priorizamos nuestras compras con los agricultores históricos con quienes hemos crecido de forma conjunta. Este año, aunque las cosechas han sido menores, seguimos ofreciendo sus productos a nuestros clientes. En un momento difícil como este, es importante que les podamos respaldar y reforzar nuestra relación de confianza.
Posición del sector bio
España cuenta con un sector especializado ecológico atomizado y de poca envergadura aún sobre el total del consumo. Por lo tanto, competimos contra los grandes de la gran distribución. Pero nuestra propuesta de valor no se basa en los precios. Nacimos desde un propósito y tratamos de atraer y fidelizar a nuestros clientes gracias a la relación de confianza que ofrece nuestra enseña. No vendemos productos ecológicos, sino la idea de que nuestros clientes se encuentran mejor al comprar en nuestras tiendas, tanto físicamente como en armonía con su ética de consumo.
Un proveedor comprometido
Apostamos por agricultores comprometidos con la salud de las personas y del planeta, convencidos de su apuesta por el ecológico. También valoramos muy positivamente la agricultura biodinámica y regenerativa. En general, todas las iniciativas empresariales que nacen desde el propósito del impacto positivo en el planeta y en las personas, son bienvenidas en Veritas. La cercanía geográfica es considerada, por supuesto, como un punto crítico, favoreciendo la frescura, la diversidad autóctona y el menor impacto en el transporte. Pero más importante aún es la cercanía, conexión, conocimiento y comprensión de cada compañero de viaje. La dimensión del cultivo de los agricultores no es relevante. Nos gusta más apostar por la colaboración en la labor de difundir nuestros valores y visión del mundo. Y si crecemos, lo hacen también nuestros proveedores.
Producto “local”, ¿seguro?
Existe una enorme confusión por parte de los consumidores y gran abuso marketiniano por parte de los operadores sobre el concepto “local”. Se me ocurren muchas preguntas… ¿Local es desde su punto de cultivo, desde su punto de procesado (habiéndose cultivado la materia prima muy lejos) o desde su punto de envasado? ¿Y cuántos kilómetros es local? Y, ¿desde el supermercado en el que compras o desde la central del supermercado? ¿Cuál es el sello que lo atesta? ¿Cómo puede haber tantos claims locales en establecimientos que venden productos que no son de temporada y por lo tanto imposibles de producir en esta zona? Y finalmente, es fantástico poder adquirir un producto cultivado o elaborado cerca del lugar de consumo, pero más relevante es asegurarse de que este cultivo esté libre de sustancias químicas tóxicas para el organismo.
Una pregunta que debemos hacernos a nivel de consciencia colectiva es si atribuimos el gasto merecido a la alimentación
La alimentación no es cara
Ante la inflación que se está dando en los precios de los alimentos, especialmente en el ecológico, no se trata de saber quién añade más margen comercial a la cadena de suministro, en cualquier caso, sería más justo valorar los beneficios netos de cada eslabón de la cadena. Pero el debate realmente relevante es cómo conseguimos empujar la demanda hacia el consumo ecológico y que el volumen ayude a bajar los costes generales. Otra pregunta que debemos hacernos a nivel de consciencia colectiva es si atribuimos el valor/ gasto merecido a la alimentación, considerando lo esencial que es para nuestro bienestar. Quizás con este enfoque, los alimentos “de verdad” nos parecerían menos caros.