De sus comienzos, Ricardo Ortiz, recuerda que su salto de la universidad a la gran empresa fue un golpe de suerte, aunque en aquellos momentos había una alta demanda de ingenieros agrónomos en Almería. Cuando empezó la Universidad dudó si veterinaria o ingeniería y, hoy día, lo hace con la sociología o el análisis de datos, campos que le apasionan, aunque cree que volvería a optar por el campo, donde son ya 30 años de experiencia en la casa de semillas holandesa Rijk Zwaan.
Lleva vinculado a la agricultura toda la vida, su familia siempre ha estado relacionada con el sector y ha sido una influencia muy fuerte para él. Estudió en Sevilla la carrera de ingeniería agrónoma y, ya dentro de Rijk Zwaan, ha continuado su formación en diferentes escuelas de negocio como IESE, I.I. San Telmo o IEDE. Conocimientos que han ido transformándolo, junto con su evolución en la empresa, de un perfil técnico a uno directivo.
Agradece el reconocimiento del sector por considerarlo influyente, “creo que es consecuencia de una experiencia acumulada, cuando se expresa una opinión o valoración sobre algún asunto que conoces, en un sector que has dedicado toda tu vida, quizá algo se transmite y se valora”, comenta Ortiz.
Le gusta hablar más de su equipo que de él, “se lo debo todo a Rijk Zwaan y al equipo que dirijo, es un grupo fantástico, gente muy profesional y responsable de su trabajo, con un espíritu de superación continua y mentalidad de equipo, me supone mucha satisfacción ver cómo se ayudan y apoyan, quizás sea lo que más orgulloso me hace sentir”.
Cuando le preguntamos por sus referentes, afirma conocer empresarios que son “inasequibles al desaliento” en Almería, como Pedro Caparrós, o perfiles en la docencia como Luis Huete, con una capacidad impresionante para transmitir complejos planteamientos. Pero Ortiz hace especial hincapié “en las personas honestas y apasionadas que persiguen sus objetivos, dignificando el trabajo que transmiten y, ejemplo de ello, son los muchos agricultores que conozco, con una inteligencia y un saber hacer alucinantes”.
Conseguimos que se defina como una persona perseverante y resiliente, “soy un corredor de fondo con una gran capacidad de adaptación”, y nos habla de la gestión del tiempo como una pieza fundamental para mantener un alto nivel de trabajo y de respuesta.
De su experiencia en Rijk Zwaan, destaca la influencia holandesa y su alto nivel de planificación. “Ha sido un proceso que ha mejorado la empresa dándole solidez y estabilidad”, también la valoración de los recursos humanos, “una empresa líder destaca por la fuerza que ejerce el colectivo y aquí se nota desde el primer día”, concluye Ortiz.
Resulta imposible hablar de Rijk Zwaan y no hacerlo del carácter innovador que le ha impregnado Ricardo Ortiz. Para él, la clave está en desarrollar una visión amplia del negocio, tener la capacidad de abstracción e imaginar qué modelo de empresa se quiere tener en unos años. Considera fundamental transformar todas las ideas creativas, que no dejan de ser ideas, para que den respuesta a problemas concretos de un mercado en constante evolución. “Es necesario asumir que hay una constante, que es el cambio permanente, siempre me pregunto ¿y por qué no?, es un concepto que intento transmitir a mi equipo”. Para Ortiz probar y equivocarse es parte del aprendizaje, con la disposición a asumir un cierto riesgo para ver si algo funciona, una libertad que agradece a Rijk Zwaan en todos sus proyectos.
En el sector hortofrutícola confirma que son las casas de semillas las que están liderando esa innovación, con tasas superiores al 25% en I+D, por encima de muchas otras industrias que no llegan a esos porcentajes; sin embargo, lamenta que otros actores principales del sector estén reduciendo esa inversión. En cualquier caso se muestra orgulloso de ser esa avanzadilla que son las casas de semillas.