La superficie de invernadero en Rusia ha aumentado en los últimos cinco años entre un uno y un cuatro por ciento por año, periodo que coincide con el veto ruso a la llegada de frutas y hortalizas europeas. En 2014, el área total de invernaderos abarcaba unas 2.300 hectáreas, a finales de 2018 ya superó las 2.500 hectáreas, según ha comentado a HortiDaily, Elvira Sakhabutdinova, de la empresa Vostock Capital, organizadora de las principales ferias agrícolas de la federación.
En este crecimiento ha estado implicado también el Gobierno ruso que apostó por esta industria desde 2014. Inició un programa de apoyo financiero para la construcción y modernización de invernaderos con un reembolso del 20% de los costos y préstamos de inversión preferenciales, y que en 2018, aunque redujo a un 10% el reembolso, el plazo de los préstamos preferenciales se ha aumentado de 8 a 12 años.
Precisamente, se han cumplido cinco años desde que Rusia activó su veto. El año 2014 supuso un antes y un después en el sector agroalimentario almeriense, y por supuesto, de todo el continente europeo. Fruto del papel de Rusia en el conflicto ucraniano por aquel entonces, la UE sancionó económicamente al país presidido por Vladimir Putin el 31 de julio de ese año, entendiendo que estaba provocando una situación de desestabilización en el país vecino. La respuesta no se hizo esperar, y se materializó el 7 de agosto en forma de embargo alimentario, un cierre de fronteras a todo producto del continente que acaba de cumplir un lustro, y que fue un revés muy importante y que, tal y como apuntan los expertos, lejos de tener decisión va para largo. De hecho, el pasado 24 de junio, el presidente ruso lo prolongaba un año más.
Desde entonces, las medidas adoptadas por la UE y España para la apertura de nuevos mercados que compensar el veto ruso no han permitido alcanzar el volumen de exportaciones perdido, que para el conjunto de la UE ascendió a 2.394.295 toneladas en 2013, año previo al veto, por un valor de 1911 millones de euros. En los cinco años transcurridos, y tomando como referencia los años 2013 y 2018, las exportaciones comunitarias a los países europeos que no forman parte de la UE han caído desde 4.002 millones de euros a 2.337 millones y aunque las exportaciones a América y Asia han crecido respectivamente en 297 millones totalizando 606 millones de euros, y 448 millones, totalizando 1.025 millones en 2018, no compensan las pérdidas de ventas a Rusia en estos cinco años estimadas en diez mil millones de euros, lo que ha tenido también consecuencias negativas sobre el nivel de precios en el conjunto de la UE, que ha absorbido el exceso de oferta generado.
Para la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas vivas (Fepex) los datos evidencian que el mercado ruso sigue siendo una prioridad de primer orden para la Unión Europea, existiendo fundamentos sólidos sociales y económicos en Rusia y en la Unión Europea para la supresión del veto a las frutas y hortalizas, componente básico de una dieta saludable.En cuanto a los competidores, desde Coexphal avisan de la fortaleza que está ganando Marruecos en el mercado continental. Un país que se erige como el principal competidor del agro almeriense. “La situación está complicada. Su oferta es idéntica a la existente en Almería. Incluso muestra sensibilidad de cambio superior a la nuestra, hacia variedades de primor de acuerdo con los nuevos gustos del consumidor europeo. En este sentido, el tomate cherry ya ocupa una posición prioritaria”, explican desde la asociación. Por otro lado, su capacidad logística está creciendo, incluso podrán aprovechar el corredor ferroviario central español mejor que Almería.
Fuente: Diario de Almeria