Los comentaristas tienen la tentación de referirse a las buenas peleas de boxeo como “el combate del siglo”, a los clásicos y finales de Champions o mundiales como “el partido del siglo”, y a las elecciones aquí o allá como las más importantes desde la transición, la independencia o el final de la Segunda Guerra Mundial. Las de este jueves en el Reino Unido no escapan a esa tendencia, y los medios británicos les aplican rutinariamente el adjetivo de “históricas”, porque pueden confirmar la salida de la Unión Europea después de 46 años de relación. ¿Es para tanto? Si Mao tenía razón cuando afirmaba que era demasiado pronto para analizar las consecuencias de la Revolución Francesa, aún tardaremos tiempo en saberlo. En cualquier caso, estas son sus claves:
Resultado. Sólo hay uno posible en la práctica, y es una victoria conservadora (Boris Johnson lleva una ventaja de entre ocho y doce puntos en las encuestas). La cuestión es si con mayoría absoluta o sin ella, lo cual va a depender en gran medida del voto táctico.
Voto táctico. El sistema electoral del Reino Unido es mayoritario, no proporcional. El país está dividido en 650 circunscripciones de treinta o cuarenta mil votantes, y quien gana cada una de ellas, aunque sea por la mínima, se lleva el escaño. La gran mayoría son por razones demográficas, históricas o políticas claramente tories o Labour, y todos los votos contra el favorito se desperdician. Las que deciden el ganador son aquellas que fluctúan entre los dos grandes partidos. Un ciudadano cuya prioridad sea la permanencia en la UE y su partido preferido los liberales, puede sentirse inclinado a votar al candidato laborista, aunque no le guste, porque es el único con posibilidades realistas de derrotar a Johnson.
Alianzas. El Partido del Brexit de Nigel Farage se ha retirado de todas las circunscripciones cuyo titular es un tory , favoreciendo el voto leave (la mayoría de sus seguidores se han pasado a los conservadores). En cambio, el voto remain está dividido entre los laboristas, los liberales, los Verdes y los nacionalistas escoceses y galeses. Habrá escaños donde la mayoría de la gente es partidaria de seguir en la UE, pero que se los llevará un conservador beneficiándose de esa fragmentación.
Brexit. Una mayoría absoluta conservadora se traduciría en la salida de la UE el 31 de enero, con un periodo de transición hasta diciembre del 2020, durante el cual Johnson ha prometido concluir la futura relación comercial sin necesidad de pedir prórroga (objetivo que los expertos consideran poco plausible). Si gana el Labour, Corbyn dice que negociará una fórmula diferente para la salida, dentro del mercado único y la unión aduanera, y la someterá a consideración en un segundo referéndum como alternativa a la permanencia.
Eslóganes. El tory es Get Brexit done (hagamos el Brexit de una vez), y la del Labour a real change (por un cambio auténtico).
Estrategia. Johnson ha repetido machaconamente que una vez fuera de la UE el país podrá dedicarse a resolver sus demás problemas, y que votar al Labour es votar a un socialismo radical que acabará con la economía de mercado y convocará dos referéndums, uno sobre el Brexit y otro sobre Escocia. Corbyn ha dicho con la misma insistencia que Boris privatizaría la sanidad pública y se la vendería a pedazos a los amigos de Trump.
Promesas. Johnson difícilmente podría cumplir la de concluir un acuerdo comercial con la UE en el tiempo récord de once meses, y no está claro que el estado de las finanzas le permitiese reducir impuestos. Corbyn tendría que subirlos de manera muy sustancial, o empeñar al país, para pagar los más de 500.000 millones que promete en inversiones públicas.
Demografía. Históricamente la aristocracia y la mayoría de la clase media ha votado tory , y las clases trabajadoras y el resto de la clase media al Labour. Pero eso ha cambiado. Ahora el voto de las clases medias se divide a partes iguales entre los dos grandes partidos (los profesionales liberales, académicos e intelectuales quieren seguir en la UE y se inclinan por Corbyn), pero Johnson ha abierto brecha en las clases bajas con el Brexit y su nacionalismo inglés populista inspirado en el modelo Trump. Dos terceras partes de los menores de 35 años y un 80% de los asiáticos y afrocaribeños se inclinan por los laboristas, y un 75% de los mayores de 65 años por los conservadores.
Líderes. El electorado considera a Johnson un mentiroso empedernido, un hipócrita y un farsante, pero a mucha gente le hace gracia y no lo ve peligroso. Corbyn tiene la percepción más negativa de cualquier político británico desde que se hacen sondeos, y es visto como demasiado radical.
Liberales. Al comienzo de la campaña parecía que se iban a beneficiar de la división por el Brexit y a obtener un resultado histórico (por lo menos 60 escaños), pero su líder, Jo Swinson, cometió dos errores cruciales: decir que se veía como primera ministra, y que revocaría directamente el Brexit sin un segundo referéndum, algo que a muchos les parece antidemocrático. Si llegan a 20 escaños se pueden dar con un canto en los dientes.
Escocia. El SNP va camino de conseguir un resultado intermedio entre los 56 escaños (de un total de 59) que obtuvo en el 2015, y los 35 del 2017. La primera ministra Nicola Sturgeon pondrá como condición para un pacto de gobierno con Corbyn un segundo referéndum de independencia, tal vez tan pronto como el año que viene. Boris no quiere saber nada de otra consulta. Pero Escocia se encontrará fuera de la UE a la fuerza a pesar de haber votado remain , y ello alimentará el soberanismo.
País de Gales. Los conservadores aspiran a robar al Labour un puñado de escaños en antiguas regiones mineras deprimidas. Hay importantes focos de independentismo, pero el hecho de que numerosos ingleses estén empadronados en los condados fronterizos distorsiona el voto, hizo que ganara el leave en el 2016, y aúpa ahora a Johnson.
Ulster. Si gana Johnson, en Irlanda del Norte seguirán aplicándose las regulaciones de la UE en materia aduanera, para disgusto de los unionistas. Si el Brexit resulta perjudicial para su precaria economía, aumentarán las presiones para la celebración de un referéndum sobre la reunificación de la isla.
Inmigración. Johnson afirma que “hay demasiada gente de la UE que ve el Reino Unido como su casa”. Con mayoría absoluta reemplazaría inmigrantes europeos (cada vez son menos) por otros de países de la Commonwealth, y los españoles que vengan en el futuro necesitarían un visado (incluso como turistas) o una oferta de trabajo, y habrían de pagar para tener acceso a la sanidad pública.
¿Qué pasará la noche después?
Si Boris Johnson fracasa y no obtiene la mayoría absoluta, lo más probable es que no dimita y siga al frente del Partido Conservador como apóstol del Brexit. Formar un gobierno le resultaría casi imposible (todos los demás partidos con representación parlamentaria serán remain), y la reina encargaría la tarea a Corbyn, que tampoco lo tendría fácil. Si Boris consigue la mayoría, es probable que dirija una administración más conservadora en lo social pero más inclinada al gasto público para conservar a los nuevos votantes de clase obrera que habrá conquistado en Gales, las Midlands y el norte de Inglaterra, y que le pasarán factura. La posición de Corbyn como líder sería muy precaria y, o bien podría renunciar el mismo viernes por la mañana, o pedir tiempo para que el partido elija al sucesor. Dentro del Labour se libraría una gran batalla sobre si se trata de un partido de centro izquierda con aspiraciones de gobernar o de izquierda radical centrado en la oposición.
Fuente: La Vanguardia