En el impredecible sector hortofrutícola, la clave del éxito y la evolución sostenible radica en comprender y priorizar «lo importante». Este concepto va más allá de las métricas financieras o indicadores comerciales, hemos querido en este primer número del año rascar en los elementos fundamentales que constituyen el núcleo de las empresas. Sin estos pilares, el crecimiento y evolución de las compañías se volvería una tarea complicadísima.
La innovación continua, motor del progreso
La capacidad de adaptarse y abrazar la innovación no son conceptos nuevos para un sector que vive en la incertidumbre permanente, pero se posicionan como un factor crucial para la supervivencia en una economía globalizada. Los perfiles entrevistados reconocen la necesidad de transformación constante como única vía para enfrentarse a los desafíos cambiantes del mercado. Destacan que la innovación no solo impulsa nuevas frutas y hortalizas, sino que también redefine procesos internos, lo que permite el ahorro de costes, en lo que trabajan los directivos presentes para recuperar los márgenes perdidos en estos años.
Sostenibilidad
Integrar sostenibilidad ya no es una tendencia, es un imperativo para un país líder como España. Aquellas que adopten un enfoque responsable hacia el medio ambiente y la sociedad, no solo cumplan con su deber reglamentario, estarán construyendo las bases para un sector de futuro. La sostenibilidad no solo se trata de reducir el impacto ambiental, sino también de crear valor a largo plazo para todas las partes interesadas.
Personas
El tercer factor o recurso más valorado por las empresas es su capital humano. Las empresas evolucionan dentro de sus características, pero son las personas quienes hacen aumentar la productividad. Las compañías comprometidas con el crecimiento de sus empleados cultivan un ambiente en el que el aprendizaje continuo y la colaboración son fundamentales para fortalecer la lealtad y la retención del talento.